«Todo lo que es superfluo se vuelve feo con el tiempo». Alvar Aalto.
Que ha de ser la arquitectura sino un saber y quehacer que debe estar al servicio de la gente en su dimensión más humana y en su iteración armónica con el entorno que le circunda. El hábitat y los espacios para la socialización de los seres humanos, que por naturaleza es una especie indefectiblemente sociable, no podría y ni debería apuntar sus objetivos a nada diferente que a satisfacer todos aquellos requerimientos que hacen del vivir y convivir una experiencia constantemente plena.
Y en esta dirección, en el discurrir de la historia nos encontramos con personas que no solo trascienden fronteras si no también épocas, aproximándose a ser seres universales e históricos. Y quienes más tienden a ello son aquellos cuyos aportes materializados en sus creaciones, filosofía y cosmovisión, resultan inconmensurables para la humanidad y el planeta.
Uno de esos personajes que trasciende épocas y fronteras es el arquitecto y diseñador finlandés Alvar Aalto -Kuortane, Finlandia, 1898-Helsinki, Finlandia, 1976- quién para muchos fue un hombre extraordinario cuyo legado es un emblema del diseño y la arquitectura del siglo XX. Para Redacción AD (2021) fue un profesional que dejo una estela imborrable que marcó una nueva manera de escapar de la frialdad, y de otorgar realismo y humildad a sus diseños, abriendo así las puertas a la arquitectura y diseño modernos.
Méndez (2024) lo considera como uno de aquellos arquitectos que marcaron el inicio de la modernidad arquitectónica hace casi un siglo, pero que destaca por no haber perdido nunca de vista lo más importante de este arte, las personas, subrayando que su legado ha impregnado el diseño y la arquitectura mundial hasta nuestros días.
Polo (2024) lo define como un arquitecto funcionalista orgánico que rechazaba el ascendiente de Le Corbusier o de Wright en su obra, y en cambio, consideraba que las mayores influencias en su arquitectura venían de sus padres, de su infancia y de los lugares donde creció y se hizo adulto. Pero ¿Cuál es su filosofía arquitectónica? ¿Cuál su legado?
Breve reseña bibliográfica
Aalto nació en un país que había pasado de ser sueco a ser ruso a principios del siglo XIX, y a decir de Polo, había tenido una educación sentimental que no podía huir de los siniestros nacionalismos que encenderían Europa.
A sus veintitrés años, en 1921 se tituló como arquitecto en la Universidad Politécnica de Helsinki, donde aún imperaba el nacionalismo romántico. Siendo muy joven abre su despacho de arquitectura en los albores del advenimiento del movimiento modernista en Finlandia por los años 30, poco después del primer congreso CIAM de La Sarraz conducido por Le Corbusier y por Giedion, quién luego sería su amigo.
En 1924 viaja a Italia con su mujer, Aino Marsio, cultivando una profunda admiración por lo italiano, de ahí que la cultura italiana se convertiría en uno de los elementos claves de su trabajo arquitectónico. El arte y la arquitectura renacentista italiana sería uno de los patrones que aplicaría a las iglesias y capillas que construyó a finales de los años veinte. No era religioso, pero dedicó mucho tiempo a las construcciones de este género, no obstante que su vocación era la de construir sanatorios, de los que paradójicamente solo pudo construir uno en 1933, el sanatorio para tuberculosos de Paimio.
En 1932 gana un concurso y crea una serie de cuencos, platos y jarrones que tienen formas onduladas fabricados con vidrio prensado cuya producción era barata, adentrándose cada vez más en el diseño de muebles y objetos, lo que finalmente lo llevaría junto con su esposa a crear la empresa Arteck, para la distribución de los muebles que diseñaban, con la pretensión de unir arte con técnica, -de ahí artek-, en la producción industrial de objetos de uso cotidiano, que, además, fuesen hermosos y con valor artístico. En 1934 se interesa por el cine y crea la primera asociación cinematográfica finlandesa Projektio.
En 1939 y 1940, durante la guerra que sostiene Finlandia -con la ayuda de la Alemania Nazi-, y la URSS, Aalto se alista en el ejército de su país como teniente realizando tareas militares de propaganda, y ya en la segunda guerra mundial, ofició como alto oficial de relaciones públicas del ejercito finlandés, que entró en la guerra contra la URSS en alianza con la Alemania de Hitler. Este es considerado el lunar negro de la historia de vida de este emblemático arquitecto.
En la posguerra comienza a viajar por todo el mundo y a realizar proyectos para Francia, Italia, Suiza, Estados Unidos y especialmente para Alemania. Entre 1945 y 1946 fue profesor en MIT y durante la estancia se reúne con Wright, quién terminaría ejerciendo influencia en él. Regresó a su país natal y solo hasta 1962 realiza su último viaje a USA.
En su obra Espacio, Tiempo y Arquitectura publicada en 1949, Giedion lo niveló a Wright, Gropius, Mies van der Rohe y Le Corbusier como uno de los impulsores del movimiento modernista de la arquitectura. En 1976 se produjo sus deceso dejando un legado invaluable.
Su filosofía de «una arquitectura al servicio de la gente»
Era un acérrimo promotor de los planes de ordenamiento urbano, pero su interés por el medio ambiente impidió que los propuestos por él se construyeran, puesto que encarecían la construcción y creaba problemas económicos. También era un interesado por los espacios cívicos y los aspectos culturales que eran una cuestión central para él, de ahí que una de sus aportaciones más determinantes quizás hayan sido los edificios destinados a usos culturales.
Como anota el portal Arquitectura y Diseño (2024), Aalto, nunca estuvo del todo convencido de que el movimiento moderno, fraguado en Europa en las primeras décadas del siglo XX, evolucionase hacia lo que él consideraba necesario: una arquitectura más humana. Parafraseando al mismo, el funcionalismo convertido en pura expresión formal no era, a su juicio, la razón de ser de la arquitectura, como tampoco la arquitectura de producción en serie absolutamente fría y deshumanizada que se extendía por toda Europa.
Aalto creía en la estandarización pero a la vez criticaba fuertemente las presiones que coartan el proceso creativo de cualquier obra. El «diseño uniforme» para él, no era más que una forma de resolver de una sola tacada todas y cada una de las miles de decisiones que cualquier diseño plantea.
Profesaba una profunda concepción ecológica y de sostenibilidad cuando aún esas palabras no aparecían en el diccionario, la que se expresaba claramente en los elementos, utensilios y mobiliarios de hogar que en su mayoría elaboraban en madera.
Indeclinable fue su aplicación a lograr una evolución de la arquitectura hacia entornos y espacios más amables para los usuarios, por lo que dedicó gran parte de sus esfuerzos a estudiar los comportamientos y reacciones de las personas a las formas arquitectónicas y los tipos de iluminación, hasta llegar a investigar los materiales de construcción para tratar de hacerlos evolucionar hasta lo que él llamaba una humanización de la arquitectura. Y puede afirmarse que fue quizás el primer arquitecto en involucrar la psicología en el proceso constructivo, en la perspectiva de conciliar los métodos racionales de la técnica con los aspectos sicológicos, emocionales y humanos de los usuarios de los bienes y productos arquitectónicos.
Aalto era un hombre sencillo que creía en la justicia social, en la razón, y juzgaba que su función como arquitecto no era la construcción de obras que exaltasen su propia figura, sino una forma de participar en el cambio social, siempre con el objetivo de dignificar la vida de los ciudadanos, postura que lo llevaría a pensar que la riqueza debía ser distribuida, como si postulase una sociedad sin clases.
Su legado
Como lo pregona Méndez, su legado fue «Bello, útil y permanente». Siguiendo al mismo, Aalto no solo dejó un legado de bellas estructuras, sino que también elevó la arquitectura a una forma de arte que vive y respira con sus usuarios. Sus obras son un testimonio de cómo la arquitectura puede y debe servir a las necesidades humanas, haciendo de él «un verdadero arquitecto para las personas». Su estética, que equilibra la simplicidad con funcionalidad sigue siendo una piedra angular del diseño escandinavo cuya influencia continúa enfatizando en la claridad, la simplicidad y la eliminación de lo superfluo.
La obra arquitectónica de Aalto abarca casi 500 proyectos que no se realizaron en su totalidad. Además del sanatorio antes referido -con una estructura, mobiliario y acabados interiores que crearon una «atmosfera única» funcionalista-, una de sus creaciones más emblemáticas con la que pretendió alcanzar el arte total –gesamtkunstwerke– se materializa en la residencia estudiantil de MIT, la Barker Hause en Boston de 1948.
Le secunda el proyecto para el nuevo centro urbano de Helsinki, de 1945-1964, en el que intentó crear un lago en el corazón de la ciudad, pero solo logró construir un par de edificios, entre ellos el Palacio de Congresos y Conciertos en mármol de carrara y techo de cobre. Le siguen el Edificio Cultural de Leverkusen de 1962; el Centro de la Ciudad de Rovaniemi de 1963-1065; el Conjunto de Viviendas para 11 mil vecinos en Pavía de 1966 que tampoco llegaría a construirse; la Casa de la Cultura de Helsinki de 1955-1958; la Biblioteca de Víborg de 1927, construida entre 1930 y 1935, que fue destruida en la guerra ruso-finlandesa; el Aserradero de Varkaus de 1845-1946, una de las industrias más importantes de Finlandia, entre muchas otras.
Pues bien, estamos ante un personaje de grandes dimensiones, que más que ser un arquitecto, fue un artista embebido de una condición humana sin paragones, para quién la estética estaba por encima de las estructuras, y la arquitectura solo podría cobrar sentido en la medida en que respondiera a las necesidades humanas y se centrará en las personas, más que en ser un medio para exaltarse a sí mismo y enriquecerse materialmente.
Referencias
- arquitecturaydiseño.es, 2024. Alvar Aalto. Arquitectura y Diseño, 14 de mayo de 2024. https://www.arquitecturaydiseno.es/creadores/alvar-aalto
- Méndez Chico-Álvarez, Lucas. 2024. Alvar Aalto, el padre de la arquitectura nórdica que puso el diseño al servicio de la gente. El Independiente, 24 de abril de 2024. https://www.elindependiente.com/tendencias/cultura/2024/04/24/alvar-aalto-el-padre-de-la-arquitectura-nordica-que-puso-el-diseno-al-servicio-de-la-gente/
- Polo, Higinio. 2024. Alvar Aalto: Arquitectura orgánica, síntesis y armonía. El Viejo Topo, 12 de mayo de 2024. https://www.elviejotopo.com/articulo/arquitectura-organica-sintesis-y-armonia/
- Redacción AD, 2021. Alvar Aalto: 45 años sin el gran genio del modernismo. Revista AD, 15 de noviembre de 2021. https://www.revistaad.es/arquitectura/galerias/alvar-aalto-el-genio-del-modernismo/10455
- Imagen de portada. Fuente: archivo particular, Ilustración original por Oscar Hernández