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Todo nuevo paradigma para quienes se resisten al cambio siempre ha sido y será una amenaza. Todo aquello que resulte disruptivo causa remesones que pone en entredicho lo preexistente o también conocido como estatu quo, ante lo que las reacciones no se hacen esperar. De inmediato surgen expresiones como «eso es imposible», «eso es muy loco», «se viene el caos total», «eso es subversivo», etc., con lo que se genera toda una tendencia mediática para desvirtuar el nuevo avance, más que por los beneficios que puede causar a la humanidad, a la sociedad o al planeta, por los soterrados intereses prevalecientes, por lo general económicos, que pueden verse afectados.

Las circunstancias evolutivas de la sociedad humana y sus efectos sobre el planeta, que se reflejan en los sucesos desastrosos que con frecuencia registramos en varios de sus lugares, parajes y ecosistemas, sin duda nos está imponiendo la revisión de los paradigmas, métodos e intereses con los que estamos produciendo bienes y servicios para satisfacer las diversas necesidades humanas y sociales. El cambio climático es una realidad, y no lo resolvemos apagando incendios, sino, cambiando la forma en la que estamos interviniendo para provocarlo.

Procesar y transformar la mampostería o el hormigón de desecho para convertirlo en elemento o insumo de un nuevo material para producir un nuevo mortero u hormigón, o acudir al re-uso de estructuras o edificios en des-uso para sobre ellas levantar renovadas edificaciones, por supuesto que pondrá con los pelos de punta a la tradicional industria cementera o a las empresas extractivas de materiales no renovables, convirtiéndose en un soberano desafío a los intereses de estos poderosos actores de la industria de la construcción. Y no se trata de una simple tendencia, sino de todo un imperativo para la humanidad de hoy y del mañana.

Pero no hay tal, puesto que el mayor valor de una empresa, gremio o sector económico que actúa bajo patrones tradicionales, no se determina por su capacidad de resistirse al cambio, sino por la de adaptarse a él, convirtiendo lo que para ella o él es un problema o amenaza, en un oportunidad o fortaleza. En la actualidad y hacia el futuro, las empresas y sectores más valorados son los que se adaptan al cambio y por el contrario generan innovaciones que al unísono contribuyen al bienestar general y al equilibrio medioambiental.

«Diseñar para la deconstrucción debe ser una alternativa, nos estamos comiendo las montañas y secando los ríos, mientras enterramos este material que perfectamente se puede usar de nuevo», fue lo que declaró el Ingeniero Civil Especialista en Patología de Obras Civiles y Magister en Construcción, José Miguel Romero a Agronet Noticias (2021).

Fuente: construccionlatinoamericana.com, cortesía Savoieleysse

 

Del hormigón convencional al hormigón reciclado

En el estudio realizado en 2019 por The Economist Intelligence Unit (EIU), referido por Guimaraes (2022), se indica que la pérdida financiera provocada por el calentamiento global podría alcanzar los US$ 7,9 billones para 2050, y que no decir de las pérdidas de naturaleza y vidas de todo orden. Como dato clave, señala que con más de 4.000 millones de toneladas producidas cada año, el cemento representa cerca del 8% de las emisiones globales de CO² y es un elemento fundamental en la producción del hormigón, el producto más fabricado del mundo.

El dinamismo del sector de la construcción estriba en la cantidad de etapas por las que debe pasar un proyecto para ser realizado. En muchas ocasiones, el proyecto comienza por la demolición de una estructura que será reemplazada con la nueva planeada, para lo que es necesario tener en cuenta varios factores, entre otros: la selección del medio adecuado de demolición, los reglamentos medioambientales y la no menos relevante gestión de los residuos, que son generado constantemente en las obras.

Anteriormente los Residuos de Construcción y Demolición (RCD) eran conocidos como escombros entre los que se consideraban los provenientes de excavación, construcción, demolición, reparaciones o mejoras locativas, entre otras.

Pero entonces¿Qué hacer con los residuos? ¿Enterrarlos o depositarlos en un cementerio de residuos a cielo abierto? ¿Reciclarlos y reutilizarlos?

Mortero más durable a partir de mortero reciclado
Fuente: agronet.gov.co

Como ya se advirtió con las cifras del informe antes referido se hace necesario encontrar una alternativa a la producción masiva de cemento y al uso de materiales -de rio y canteras- no renovables en la producción de hormigón y mortero, que es en lo que mayoritariamente se aplica el cemento en la construcción.

Y como lo señala Guimaraes, los residuos de hormigón tienen un gran potencial para ser reciclados en comparación con otros desechos, anotando anecdóticamente que basta una búsqueda rápida del tema en Google, para darse cuenta de la dimensión que ha ganado el movimiento en los últimos años.

Ya está establecido que los residuos de construcción y demolición, entre ellos los de hormigón, pueden usarse como base para nuevos materiales, en particular para fabricar morteros -el aglutinante que se utiliza para pegar ladrillos, bloques y piedras- que han demostrado tener mayor durabilidad que los elaborados con material nuevo de cantera. Así lograron comprobarlo investigadores de la Sede de Medellín de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), al comparar el desempeño de morteros tradicionales -elaborados con cemento, arena y agua- con los fabricados con concreto reciclado de demoliciones y otras construcciones, según reporte de Agro Net.

La investigación basada en análisis estadísticos y diseños experimentales evaluó la carbonatación, es decir el deterioro material por la exposición al dióxido de carbono (CO²) abarcando la cuantificación del tiempo que podría trascurrir hasta que esa carbonatación afectara el recubrimiento de mortero y el acero de la mezcla se empezara a correr -oxidar-.

Reseña el mismo magazín que los datos se llevaron a un software que hizo proyecciones en tiempo y el resultado sorprendió al investigador: mientras la capa de 4,5 cm de mortero tradicional se degradó en 6,5 años, la de mortero con materiales reciclados logró resistir el equivalente a 41 años en las condiciones ambientales de Medellín. Se aclara que el investigador Romero aplicó a la mezcla una aditivo plastificante, y aunque las pruebas se hicieron en un ambiente controlado -laboratorio-, el diseño experimental permitió tener un grado de confianza de entre 80 y 90% y resultados coherentes con los obtenidos por otros investigadores.

El mismo Ingeniero Romero arenga y alienta a toda la industria de la construcción, en todos sus eslabones, para que empiece a pensar e incorporar el reciclaje de materiales, incluso desde de la concepción de los proyectos.

Fuente: ryrconstruccion.com.co

 

Del edificio en des-uso al edificio renovado

Desde la perspectiva de la construcción sostenible, la construcción se enfrenta a desafíos significativos, en tanto que la mayoría de materiales convencionales que se usan en la industria, pasan por procesos de producción altamente contaminantes y consumen gran cantidad de recursos naturales. Estas realidades han impulsado iniciativas que además de apuntar al reciclaje de desechos constructivos, pretenden utilizar las estructuras aún en pie de edificaciones que han entrado en des-uso o consideradas de desecho, para sobre ellas levantar nuevas edificaciones, como una estrategia de promoción de un desarrollo equilibrado y respetuoso con el entorno.

La reutilización de construcciones o espacios abandonados es una estrategia arquitectónica que está cogiendo vuelo en tanto que revitaliza estructuras en des-uso y fomenta la sostenibilidad urbana. Y como apunta Compac (2024), es una práctica que se conoce como «reciclaje urbano» o «regeneración y/o renovación urbana» que proporciona una segunda vida a edificios y áreas abandonadas u olvidadas, con lo que se contribuye positivamente al tejido social, económico y ambiental de las ciudades.

La renovación constructiva contribuye a la sostenibilidad urbana básicamente de dos maneras. La primera de ellas es por la conservación de materiales, puesto que al adaptar y reutilizar estructuras existentes, se reduce la necesidad de nuevos materiales de construcción, lo que se traduce a su vez en el ahorro de recursos naturales y de energía asociada a la producción, transporte y ensamblaje de estos materiales.

La segunda se da por la minimización de residuos al evitar la demolición de edificios en la que por lo general se produce una cantidad significativa de escombros que deben ser transportados o dispuestos finalmente en vertederos, por lo general al aire libre con las consabidas consecuencias. De esta manera contribuye a la reducción de la contaminación y al ahorro de costos de eliminación.

Pues bien, la necesidad de proveer al planeta y las ciudades de condiciones de sostenibilidad ambiental para enfrentar los nefastos efectos del cambio climático, está provocando una nueva forma de asumir la construcción de edificaciones mediante el reciclaje de desechos constructivos y la renovación de edificios y espacios urbanos. Estas dos practicas ya han demostrado su incidencia en la reducción de los costos ambientales y económicos en los que incurre el proceso constructivo, desplegando una luz de esperanza frente a la necesaria racionalización de las intervenciones en la explotación de los recursos naturales, a la vez que se ofrecen espacios habitables adecuados y para el desarrollo de las interacciones urbanas de manera armónica.

Fuente: pexels.com, cortesía Ollie Craig

 


Referencias