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Como los curíes, la industria de la informática y de desarrollo de software ha sido tan prolífica que hoy en el mercado hay sin número de programas de computador que no solo simplifican y racionalizan el trabajo en diferentes frentes, sino que también pueden sustituir en un porcentaje considerable las labores de las personas en sus puestos de trabajo o en sus actividades profesionales.

La evolución de las tecnologías digitales de la mano del internet se ha dado de manera tan impresionante que desde hace varias décadas ya contamos con algunas que pueden llegar a emular la inteligencia humana. Una de ellas es la promisoria Inteligencia Artificial (IA) pero no por ello menos temeraria.

La historia de la IA se remonta a la década de 1940 cuando en San Francisco, Estados Unidos, se comenzó a investigar sobre la posibilidad de crear máquinas capaces de pensar, tomar decisiones y actuar por sí mismas. Anota Calderón y otro (2023) que sin embargo fue en 1950 cuando se acuño el término «inteligencia artificial» en el que se iniciaron los primeros trabajos dedicados en este campo.

Desde entonces, la IA ha evolucionado a pasos agigantados, en los años 60 y 70, se desarrollaron los sistemas de IA capaces de entender el lenguaje natural y realizar tareas simples, como jugar el ajedrez, y a partir de los 80 se extendió a campos como la robótica y la visión por computadora, lo que permitió la creación de robots con capacidad para realizar tareas complejas y reconocer objetos y personas, anotan los mismos.

Al compás de su avance también crece su importancia en la sociedad especialmente por su capacidad para procesar grandes cantidades de datos y ofrecer soluciones a problemas complejos. No obstante, también presenta ciertos desafíos y preocupaciones, entre ellos que pueda ser utilizada con fines malintencionados como el espionaje o la manipulación de la opinión pública, pero quizás la mayor prevención respecto de ella es que pueda llegar a sustituir al ser humano en la realización de tareas o la asunción de posturas propias de la naturaleza humana o desplazar mano de obra por su alta contribución a la racionalización de los procesos productivos.

Refiere Ochoa (2023) que en una conversación que sostuvo el profesor de la Universidad Internacional de Florida Neil Leach -experto en arquitectura IA- con ChatGPT, en la que le solicito que la reportara como la IA podría afectar negativamente a la profesión de arquitecto en el futuro, éste le respondió, «La IA está avanzando rápidamente hasta un punto en el que puede generar el diseño de un edificio de forma completamente autónoma. Esto podría significar el fin de la profesión tal y como la conocemos, planteando interrogantes sobre lo que depara el futuro a los arquitectos en un mundo de edificios generados por IA».

Pero también, al parecer se tiene la firme convicción de que si bien puede emular con lujo de detalle la inteligencia lógico-matemática, espacial e incluso lingüística, difícilmente podrá desarrollar las competencias blandas, vale decir socioemocionales, del comportamiento o sensoriales, en las que se apoyan los humanos para desarrollar la inspiración creadora propia del arte.

Y en esta dirección, si se incorpora determinantemente la IA a la actividad arquitectónica sería válido preguntarse si ¿la IA podría llegar a sustituir a los arquitectos? Miremos.

Fuente: freepik.es, cortesía de Phonlamaistudio

 

La IA ¿una amenaza?

Es frecuente que nos encontremos con hipotéticos planteamientos e inclusive películas apocalípticas sugiriendo que la inteligencia artificial se apoderará del mundo y que los humanos serían borrados por siempre de la faz de la tierra, y si bien es cierto que con mayor frecuencia nos enteramos de robots realizando cirugías o drones que reemplazan a los trabajadores de reparto o entregas, no más cierto es que la IA en todos los campos pueda llegar a hacerlo todo como cualquier humano capacitado.

Por lo que respecta a la arquitectura nada más certero que acudir a los expertos en la materia. La arquitecta Alexandra Groszek referida por Ochoa, en declaraciones dadas a AJ sostuvo que con parámetros básicos la IA puede producir algunos resultados interesantes a pequeña escala, pero que cuando se trata de la construcción de un edificio más grande, la IA por sí sola no es capaz de manejar la complejidad, y agregó que «Mientras la IA no tenga inteligencia emocional, creo que los humanos no pueden ser sustituidos en el diseño para aquellos que creen que tiene valor más allá de la función».

Al parecer la IA no representa una amenaza para los arquitectos y lejos de implicar una sustitución o desplazamiento de ellos, no puede ser más que una valiosa herramienta para apoyar la realización de actividades repetitivas, o como base punto de partida del diseño, o como jurado final, o para ayudar a darle vida a la visión del diseñador o constructor y demás actores involucrados en el proceso constructivo, incluidos los gestores o usuarios del proyecto arquitectónico.

Fuente: freepik.es, cortesía de chandlervid85

 

La IA encargándose de Actividades Repetitivas

Las tareas repetitivas consumen tanto el tiempo como la energía de los arquitectos o diseñadores, lo que termina por restarle al diseño la connotación de una acción divertida y emocionante. La IA al encargarse de la recreación y revisión de los dibujos, planos, diseños y cálculos, permitirá la generación de nuevos proyectos más precisos y exactos, mientras que a los diseñadores les liberará para que puedan dar rienda suelta a su creatividad y sensibilidad para centrarse en el diseño.

Fuente: freepik.es, cortesía de iuriimotov

 

La IA como base inicial del Diseño

Según Ochoa, el proceso de diseño inicia con la recopilación y análisis de datos, que si se arrancara de cero, demandaría el 75% del tiempo total que el arquitecto dedicaría a la formulación del proyecto, subrayando que con un potente sistema de almacenamiento y análisis de datos se podría acelerar el proceso de diseño y dotar al arquitecto de toda la información necesaria en cuestión de segundos. Y es aquí donde la IA cobra importancia al intervenir con su poder para compilar y analizar datos e información con solo un clic, para ayudar al diseñador.

De esta manera, la IA en esta fase del proceso cumple un rol fundamental al aportarle al diseñador información ya existente en bancos de datos para que sin partir de cero (0) pueda ahorrar tiempo y le evite que se embolate en un marasmo de minucias que bien puede ser asumido por programas de computación, y por el contario, se libere para que se dedique a darle al diseño esa connotación de expresión artística.

Fuente: Blog de Archietalk en LinkedIn.

 

La IA como Jurado Final

La forma tradicional como los arquitectos han venido desarrollando sus proyectos se sustenta básicamente en un método de ensayo y error, por lo que solo al final de la fase de ejecución del mismo salían a la vista los eventuales errores o fallas de diseño o cálculo. Es decir, que el arquitecto no contaba con herramientas informáticas que le suministraran información con alto grado de confiabilidad que le permitiera anticiparse a la identificación y corrección de eventuales errores antes del inicio de la ejecución del proyecto.

Apoyado en la IA, el arquitecto puede probar el diseño y definir con mayor precisión los diferentes parámetros del proyecto de acuerdo a las condiciones específicas que han de determinarlo -ubicación, espacios, forma, estructuras, cantidades-, de tal manera que pueda experimentar, ajustar y definir el diseño final sin mayor pérdida o daño que afecte a todos los involucrados en el proyecto.

Fuente: freepik.com, cortesía de Phonlamaistudio (con intervención particular)

 

La IA como animador de la Visión

Los al parecer ya obsoletos bocetos al igual que los render era la única forma como los arquitectos podían imaginar sus diseños. Y parafraseando a Ochoa, esto ha cambiado puesto que la realidad virtual (RV) y la realidad aumentada (RA), otras manifestaciones de la IA, hoy les permite a los arquitectos caminar a través de su diseño para sentir y experimentar mientras elige lo que quiere y lo que no, agrega la misma. Sin duda, la IA mejorará la forma como se experimenta un diseño antes que las obras entren en ejecución.

Fuente: deferst.com

 

¿Están los Arquitectos condenados al olvido?

Es evidente que el tema de la IA se ha convertido en un asunto recurrente en la discusión pública a nivel global, pero también lo es la génesis de tecnologías que ya permiten la conversión del texto a imagen como Dall-E 2 y Midjourney de OpenAI, con los que se crean imágenes dinámicas de edificios imaginarios, que para muchos pondría en entredicho el rol de los arquitectos y en consecuencia relegarlos a un segundo plano. Más sin embargo, también hasta ahora está probado que la IA no tiene aún la capacidad para encargarse de todo en la planificación integral de un proyecto arquitectónico.

En fin, es indiscutible que la IA como un gran avance tecnológico se convierte en una herramienta potente que puede apoyar de manera determinante el desarrollo de diversos procesos productivos, al permitir la simplificación de operaciones que hacen los humanos y que bien pueden ser sustituidos por programa de computación, pero también es cierto que aún está lejos el momento en el que se puede afirmar que ella tiene la capacidad absoluta de sustituir a la inteligencia humana, más aún porque aquella adolece del componente de la inteligencia emocional que es propia de la naturaleza estrictamente humana.

Fuente: freepik.es, cortesía de Andrey Armyagov

 


Referencias