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La joya arquitectónica del Salto

Casa Museo Tequendama (Soacha, Cundinamarca)
Fuente: metrocuadrado.com
En medio de un sitio plagado de leyendas precolombinas y de terror, pervive un patrimonio arquitectónico invaluable.

En este lugar de veneración para el precolombino pueblo Muisca, en el Salto del Tequendama, que según su misma leyenda había creado el Dios Bochica para librarles de la inundación del que desde sus orígenes denominaron el río «Funza» que recorre serpenteantemente la Sabana de Bogotá por 380 kilómetros, existe una edificación que es toda una joya arquitectónica que bien vale la pena conocer.

Se trata de la hoy Casa Museo Tequendama ubicada en el marco del legendario salto del mismo nombre ubicado en el Municipio de Soacha, Cundinamarca, a 30 kilómetros de su cabecera municipal. El salto del Tequendama es una cascada de 157 metros de altura en una formación rocosa con más de 70 millones de años y cuenta la leyenda que Bochica -un dios, un maestro- enseñó a los muiscas a hilar el algodón, tejer mantas, la cultura ética y social, entre otros conocimientos.

Casa Museo Tequendama (Soacha, Cundinamarca)

Fuente: Alcaldía de Soacha

 Mantilla (2018) relata que…

 «En este maravilloso lugar el Presidente de Colombia, Pedro Nel Ospina, organizó en 1923 un almuerzo para agasajar a los miembros de la Misión Kemmerer, encargada de evaluar la creación del banco emisor llamado Banco de la República, en el que mostró por primera vez los planos de un hotel de gran lujo que se levantaría en ese sitio, frente a la caída de agua. Así nace el proyecto para construir la casona que ahora es bien de interés cultural. Fue inaugurada en octubre de 1927 y servía como hotel y también como estación del Ferrocarril del Sur. Disponía de una suite presidencial y de un “descensor”, (llamado así porque al ingresar a la casa sólo se podía descender en él) para observar de cerca la profundidad de la catarata».

Casa Museo Tequendama (Soacha, Cundinamarca)

Fuente: marca.com

El diseño y concepción del lujoso e imponente hotel es una obra típica del estilo republicano con una profunda influencia francesa de la generación de la «Bella Época». Esta magnífica edificación fue obra de los Arquitectos Pablo de la Cruz y Carlos Arturo Tapias, y se construyó entre 1923 y 1927. Participaron como escultores, en fachada Ramón Barbieri Char, y en interiores, Luigi Ramelli Flogia. Originalmente fue una construcción de 1.470 metros cuadrados, de cinco pisos, 10 habitaciones y dos baños compartidos, y abrió sus puertas al público en 1928.

Inicialmente fue concebida como el castillo que se refleja en sus paredes altas y sus bases completamente en piedra, razón por la que se le llamó el «Castillo de Bochica». A propósito de las bases es preciso resaltar que los constructores clavaron en la roca muchos rieles de ferrocarril con el fin de darle estabilidad a la construcción, con lo que armaron unas bases de un espesor de un metro que recuerdan la disposición de las murallas de la conquista.

Si bien es cierto que inicialmente se concibió como una estación del ferrocarril, y posteriormente como un hotel, y luego se usó como una especie de club social de la aristocracia nacional, y de haberse convertido en sitio obligado a visitar, el hecho de haberse construido la Represa del Muña que implicó la desviación del rio Bogotá y la disminución de su caudal -y la creciente contaminación del mismo-, hizo que sin demora la gente se desalentara de visitarlo, especialmente por la emisión de aromas desagradables.

Con la venta de los ferrocarriles la propiedad también se enajenó a un particular quien hasta mediados de 1980 hizo funcionar allí un restaurante y es cuando el hotel cierra sus puertas, permaneciendo así hasta el 2009, período durante el que quedó en total abandono siendo víctima de saqueos y deterioro. Pero en ese año una fundación inició una gesta por la recuperación de ese patrimonio. Al respecto Gestión Urbana reseña que…

«aun en medio de las ruinas, La Granja Ecológica el Porvenir empezó un proceso para adquirir el bien y restaurarlo, esta iniciativa fue acogida también por entidades como la Universidad Nacional de Colombia, la Unión Europea que donó 300 mil euros para la restauración de la casa, la Embajada Francesa en Colombia y la Agencia Francesa de Desarrollo. También por profesionales del sector, como el ingeniero Luis Guillermo Aycardi, la arquitecta Claudia Hernández, que donaron todo su conocimiento y experiencia para poder recuperar la casa. Y lo lograron, ya que el pasado 20 de septiembre de 2018 el Ministerio de Cultura, lo declaró como “bien de Interés Cultural del ámbito Nacional”» (Gestión Urbana, 2018).

Casa Museo Tequendama (Soacha, Cundinamarca)

Fuente: mongabay.com

Con el dinero aportado por la UE, la Agencia Francesa de Desarrollo y la Embajada de Francia, los esposos Blanco y Cuervo, creadores de la fundación, reconstruyeron el lobby del hotel, los balcones, las habitaciones, el piso de ajedrez y la fachada. Convencidos de que no querían que la construcción diera vuelta al pasado se propusieron consolidar un sitio que rescatara la historia del lugar por lo que convirtieron la casona en la Casa Museo Tequendama, que abrió sus puertas en 2016.

 Su organización espacial dispone de varios ambientes para cumplir con su función, entre ellos está el Salón de Banquetes, que Según la Representante de la Fundación maría Victoria Blanco, es el salón principal y se destaca por su decoración que es estilo Ramelli. Todas las figuras que lo decoran tienen un significado, pero lo más importante es que denotan como el artista va combinando la mitología muisca con la mitología greco-romana, dándole forma y significado incomparables. (Rahirant Morales, 2022). 

Según Cuervo, referido por Semana «En su interior hay fotografías de la época del hotel, cajas fuertes, una réplica de la Virgen Negra del Tuso y varias exposiciones de arte e historia, una de ellas sobre el río Bogotá. En los últimos seis años, más de 85.000 personas han visitado el museo, que en 2018 fue declarado como un bien de interés cultural nacional» (Grupo Rio Bogotá, 2020).

Sala exposición Casa Museo Tequendama (Soacha, Cundinamarca)

Fuente: Nicolás Acevedo Ortiz

En 2012, Cantillo advertía que «Aunque no hay acceso a los sótanos y pisos de la casona, el salón principal, bautizado como el Gran Salón de la Biodiversidad, se está acondicionando. Actualmente se lleva a cabo allí la exposición Cavernas: ecosistemas subterráneos, que ilustra a los visitantes acerca de los diferentes mundos subterráneos que han sido explorados en Colombia» (Cantillo E., 2012).

Salón de banquetes Casa Museo Tequendama (Soacha, Cundinamarca)

Fuente: metrocuadrado.com

Siguiendo a Cantillo, puede decirse que «La Casa del Salto del Tequendama del siglo XXI tendrá el objetivo de retornar al imaginario colombiano como un sitio agradable, que lucha por conjurar su fantasmal historia para convertirse en un lugar de exposición de estudios científicos y culturales».

Sala de pinturas Casa Museo Tequendama (Soacha, Cundinamarca)

Fuente: Nicolás Acevedo Ortiz

En conclusión, se trata de una reliquia arquitectónica de gran valor que terminó rindiendo culto a lo que más representa: un patrimonio cultural que hoy alberga alegorías culturales y a la protección del medio ambiente en su condición de museo natural, histórico y artístico. Es una construcción inigualable a la que se le incorporó arte decorativo de gran significación y se le dotó de una estructura consistente, en atención a las corrientes republicanas de corte francés.

Hoy está en pie y cumpliendo una función social, educativa e histórica determinante gracias a la convicción de una pareja de veterinarios, esposos, que visionaron su rescate y la posibilidad de recrearla no solo como una estructura arquitectónica sino como un valioso museo.

Casa Museo Tequendama (Soacha, Cundinamarca)

Fuente: marca.com

 

Referencias

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Por: Jorge Iván Campos

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