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La Arquitectura Religiosa: Una disciplina que trasciende épocas y conceptos

«La arquitectura religiosa es lo máximo en la expresión de la belleza en donde el ser humano idealiza a la energía suprema». Anónimo.

El hombre desde el inicio de las civilizaciones ha sido y será proclive a construir edificaciones para la morada de un Dios que necesita de una casa o un templo donde se puedan congregar sus adeptos o fieles, para escucharlo, conversar con él y rendirle culto.

De ahí que la historia de la arquitectura «se ocupa más de los edificios religiosos que de cualquier otro tipo, porque en la mayoría de las culturas pasadas el atractivo universal y exaltado de la religión hizo de la iglesia o el templo el edificio más expresivo, más permanente y más influyente de cualquier comunidad» (Tipos de Arte, 2021).

Templo en las montañas del Valle de Petra (Petra, Jordania)
Fuente: dreamstime.com

Los templos han sido un tema dominante en todas las religiones del mundo. A menudo se considera el lugar más sagrado de una determinada religión. En muchas religiones el templo es un santuario, es un lugar hermoso e inspirador al que se recurre por lo general los días festivos y otras celebraciones que tienen su origen en los días santos. Una feligrés de una religión asegura que «cuando estoy en el templo me siento más segura, y cuando salgo al mundo normal de nuevo me siento más fuerte para enfrentarme a la vida». Otro feligrés arguye que «uno de los propósitos principales del templo es elevar nuestra visión de las cosas del mundo a las visiones de la eternidad».

El templo como lugar de adoración de un dios y espacio de reflexión interior, se convierte en un elemento etéreo y físico que encarna un misterio sacro a la vez que infunde un ambiente ceremonial que impone un ritual sin igual propicio para un ejercicio reverencial. Todos estos elementos han hecho que el estilo de la arquitectura religiosa sea muy particular y singular. De ahí que los diseños, los espacios, la decoración, los materiales que los estructuran no solo se salen de los cánones normales sino que por lo general trasciende los sentidos. La historia da cuenta de diferentes expresiones o estilos de arquitectura religiosa.

Un templo no es una construcción cualquiera, en tanto que como clara manifestación del arte concebido para estimular la sensibilidad humana, a su vez permite elevar el espíritu a límites incalculables. Las construcciones religiosas antiguas, clásicas y aún modernas son la resultante de ese espíritu artístico con clara inclinación sacramental.

Por estos días de Semana Santa, que es una celebración extendida del cristianismo y en particular del catolicismo, bien vale la pena realizar una mirada a la Arquitectura Religiosa desarrollada bajo este credo.

La Antigüedad

Según la historia los primeros cristianos de Palestina no necesitaron construir templos. Acudían para rezar y escuchar la palabra a las sinagogas y al Templo de Jerusalén.  Según Che – licenciada en historia del arte y ciencias religiosas- lo que si parecía exigir un lugar propio era la celebración de lo que se llamaba  la ‘Fracción del Pan’, es decir la Eucaristía, aunque al principio ésta tampoco les exigía levantar una construcción, pues para ello «se reunían en casas cedidas por cualquier cristiano con una mesa como altar como había ocurrido en la Última Cena que resultó ser la Primera Eucaristía» (Che, 2012).

Señala Che que a estas reuniones litúrgicas en las casas se les conocía como ‘ecclesia doméstica’ y que poco a poco el término ‘ecclesia’ -del griego ek-kaleo que significa convocar- se utilizó también para denominar el edificio que albergaba las reuniones.

Siguiendo a Che, bajo la dominación del imperio romano, en épocas de persecución, era impensable que los cristianos levantaran una edificación para rendir culto a los ejecutados por la justicia romana. Para ello preferían actuar como una comunidad que se reunía para comer y beber el cuerpo de cristo y celebrar el misterio sagrado en cualquier lugar «lo que suponía un gesto de libertad capaz de transformar la faz de la tierra». Muy a pesar de ello la posibilidad de levantar construcciones para el culto religiosos no estuvo ausente, así que bien vale la pena dar una mirada al origen de algunas de ellas que se levantaron en la época o que se usaron con este fin.

«La última cena» por Leonardo DaVinci
Fuente: www.artehistoria.com

Dura-Europos-Siria

Se trata de un complejo conformado por una capilla, patio y baptisterio -lugar de la pila bautismal- del siglo III asociado a una vivienda y ha sido considerada la primera construcción religiosa del cristianismo. A decir de Che es lo que se conoce como ‘Domus Ecclesiae’. La misma agrega que Dura -significa fortaleza- Europos era una ciudad helenística de Siria en el año 113 a.C. cuando fue conquistada por Persia. En el año 165 d.C. paso a dominio romano en la que permaneció hasta su destrucción por los persas en el año 256. Hacia el año 232 se construyó una casa privada que en unos diez años paso a manos de una comunidad cristiana que la reformó para adaptarla a servicio de la iglesia.

Según Artehistoria, es una sinagoga compuesta además por una escuela, un comedor, y lugar para el culto totalmente pintado, incluso el techo de barro. Representa escenas del Antiguo Testamento como el paso del Mar Rojo, la infancia de Moisés, Elías y la hija de la viuda. La sala, que señala el lugar hacia donde deben orientarse los fieles al orar -al igual que el mihrab de las mezquitas- contaba además con una especie de pulpito elevado al que se accedía por una escalera de piedra y que podría asemejarse al minbar de una mezquita.

En éste y demás edificios de Dura son importantes ciertas pinturas y relieves, de aire provincial -Heliodoro en la casa de los escribas, Baribonnaia en el Templo del Dios Zeus Theos-. La Casa Cristiana -s.III- destaca por el baptisterio y los frescos representando el Buen Pastor, la curación del paralitico, la Samaritana en el pozo, y Adán y Eva. La bóveda pintada de azul y estrellas, a modo de cielo (Artehistoria, 2017).

Frescos en la Sinagoga Dura Europos (Al-Jalaa, Siria)
Fuente: artehistoria.com

 Los Titulus de Roma o Pompeya

Según Che, eran recintos cuyos propietarios acabaron dedicándolos por completo a las celebraciones de las comunidades cristianas. Solían ser mansiones -casas civiles- compuestas por un vestibulum, un atrium donde se encontraba el lararium -una especie de oratorio-, un tablinum o sala de recepción y el triclinium o comedor. Agrega que esta distribución se adaptó con facilidad a las necesidades del culto cristiano. Reseña Che que según los expertos el atrium y el tablinum servían para la lectura de la palabra y las oraciones en común, y el triclinium para la cena eucarística. Al parecer estas mansiones con fines religiosos eran usadas en secreto.

Basílica subterránea de San Clemente (Roma, Italia)
Fuente: catacumbasderoma.com

Las Basílicas

A decir de Che, ya en el siglo III hay constancia de que los cristianos construyeron basílicas para sus celebraciones religiosas. Eran las llamadas ‘Domus Dei’. Anota que desde la muerte de Septimio Severo hasta la de Felipe el Arabe (211-249) hubo un período de tolerancia que favoreció el nacimiento de la primera arquitectura cristiana. Más sin embargo subraya que esta situación no duraría mucho por la sangrienta persecución de Diocleciano y el Edicto del 303 que ordeno la destrucción de las iglesias cristianas. Refiere el texto de Lactancio que testifica con detalle el fin de la Basílica de Nicomedia:

«Vinieron por tanto los pretorianos en escuadrón formado, con hachas y otros instrumentos de hierro, y, puestos a la obra, en pocas horas derribaron hasta el suelo aquel elevado templo…Al día siguiente se publicaba el edicto que disponía que cuantos pertenecieran a aquella Religión fueran despojados de todo honor y dignidad» (De mortibus persecutorum, XII: PL 7, 213).

Las basílicas eran apreciadas por su monumentalidad, su bella columnata interior y la forma de sus cubiertas. Se cree que se combinaron con las casas romanas por que adoptaron el atrium de aquellas. También es posible que, en cuanto a los ábsides -parte posterior del altar mayor- se inspirasen en las exedras civiles  y otros lugares de reunión social.

Lo cierto es que en el siglo III se gestaron dos modelos de edificaciones. Por un lado una basílica de planta rectangular dividida en tres naves por hileras de columnas, con un nicho semicircular en la cabecera. Por el otro, el martyrium, una construcción de planta centrada dedicada a la memoria de un mártir y erigida sobre el lugar de su muerte. Este tipo de edificación fue el origen de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.

Basílica de San Juan de Letrán (Roma, Italia)
Fuente: es.churchpop.com

Templo de Salomón

La construcción de este colosal templo de Jerusalén estaba proyectada desde los tiempos del rey David, pero fue hasta el reinado de Salomón durante el cual que se llevó acabo su realización en el año 952 a.C. Estuvo marcada por el arte fenicio y según la biblia, Salomón recurrió al rey Hiram, de Tiro, para que fuese el arquitecto y director de la obra.

El templo fue construido en un lugar estratégico, la colina del Monte Moriah, Jerusalén, de frente al oriente. Este templo pasó a ser el sitio de comunión de todos los israelitas donde se centró el poder político, económico y religioso.

El templo -la casa de Yave- tenía 60 codos de largo -un codo media entre 0, 45 ms y 0,523 m-, 20 de ancho y 25 de alto. El Ulam -portal o atrio- tenía 20 codos de largo y 10 de ancho. Tenía ventanas de celosías y  junto al muro había una galería en torno al Hekal -sala de culto o Santo- y al Debir -parte más sagrada donde se encontraba el Arca de la Alianza-. Había habitaciones laterales alrededor.

El templo fue construido con piedras preparadas en la cantera y durante la construcción no se escuchaban martillazos ni sierras ni instrumentos de hierro.

Recreación digital del Templo de Salomón (Monte Moriah, Jerusalén)
Fuente: rincondelpasado.wordpress.com

La arquitectura religiosa históricamente ha estado plegada a la tradición pero no hay duda que con el paso de los tiempos no se ha mostrado ajena a las expresiones de la modernidad y la modernización. No obstante que solo se logró el abordaje de las construcciones religiosas cristianas originarias, es claro que éstas están marcadas por una estela de grandeza y arte que las hace inigualables. Las basílicas han sido las especies que más han determinado al mundo cristiano y ellas llegaron para quedarse, aún resistiendo el paso del tiempo. Un estilo arquitectónico monumental ideado para  traspasar las fronteras cronológicas.


Referencias

Por: Jorge Iván Campos

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