La tendencia del trabajo colaborativo está abriendo las fronteras de la arquitectura.
El mundo digital hoy se mueve entre los desarrollos de código abierto o licencia libre y los que se usan bajo licencia comercial, dos modalidades que marcan una diferencia sustantiva en la forma como las personas accedemos a la información que hoy circula en la red -la autopista virtual de la información- y a los recursos tecnológicos digitales. Mientras que los primeros permiten un acceso más democrático y masificado, los segundos, lo restringen solo a aquellos que tienen capacidad económica para adquirir el derecho de uso de las utilidades del software particular.
Claro está que entre ese tramo también se encuentran desarrollos semi abiertos, gratuitos pero no abiertos, etc. Lo cierto es que los de código abierto son una modalidad cuyo uso, modificación y distribución son permitidos a todos. Esta modalidad de software ha promovido y facilitado el trabajo colaborativo online y en tiempo real, de manera más amplia y abierta.
Para el mundo de las empresas se han venido dando desarrollos que habilitan el trabajo colaborativo de manera sistemática e integral, como el BIM, y paulatinamente se ha venido integrando a los procesos de la arquitectura y la construcción. En el caso particular de la construcción, fenómenos globales como el efecto invernadero y las turbulencias socio-económicas han venido provocando una mayor apertura de su producción, manifestándose de manera similar como se ha materializado el software libre.
Es una nueva tendencia bastante innovadora y a decir del Portal Satt.es (2013), se trata de acercar el concepto del open source a la arquitectura. Hace una década, los debates del momento cuestionaban si eso era viable, necesario o servía para algo. En palabras de Alfonso Sánchez y Jorge Toledo recogidas por el mismo portal, se advierte que no es mucho lo que puede aportar la una a la otra, por lo que consideraban que «más que aportar conceptos concretos (…) lo que puede aportar ‘la cultura libre’ a la arquitectura es la actitud, es la actitud de compartir conocimiento».
Para ese entonces sostenían que en el aspecto de una nueva cultura del trabajo colaborativo es donde la arquitectura tenía mucho que aprender, en tanto que compartir unos planos en internet, bien en pdf o incluso en dwg -archivo original de cad- puede ser interesante o servir para poco, e incluso peligroso porque la arquitectura es difícilmente trasladable de un lugar a otro, por la gran implicación con el lugar, más específicamente por el tema bioclimático, pero también desde el aspecto sociocultural.
Adicionalmente advertían que hay otras formas de entender la cultura libre en la arquitectura, verbigracia, asumirla más como compartir procesos que planos o diseños, con los futuros usuarios. Es así como sugirieron que esta tendencia «puede aportar mucho valor a esta nueva manera de mirar y construir una sociedad del conocimiento compartido y de una arquitectura democrática y sostenible».
Inicios de la Arquitectura de Código Abierto
Asumiendo que Cultura Libre o Trabajo Colaborativo en arquitectura -que puede darse hacia adentro o hacia afuera del estudio o empresa de arquitectura- es sinónimo del concepto de Arquitectura de Código Abierto, es preciso señalar que tres años después comenzaron a darse manifestaciones que marcaron el inicio de la materialización de esta tendencia que aún estaba en el ámbito de las especulaciones.
Al respecto reseña Overstreet (2022) que en 2016 el ganador del Premio Pritzker, Alejandro Aravena, anuncio que su firma, ELEMENTAL, había cedido los derechos de cuatro de sus proyectos de vivienda social y todos los documentos se cargarían en su sitio web para uso público, habilitándose en su web la opción de descargarlos previa adquisición de la licencia. Según el mismo, el objetivo de Aravena era iniciar un movimiento en el que los arquitectos trabajarán juntos para abordar los desafíos mundiales relacionados con la escasez y asequibilidad a viviendas, especialmente por el aumento de la migración.
Parafraseando a Overstreet, el conjunto de dibujos y la carta de principios del proyecto brindaron a los arquitectos la documentación necesaria para construir una casa de bajo costo, motivando a los diseñadores a hacer lo mismo, a los contratistas a ayudar a la construcción de estas casas y a los gobiernos a cambiar su forma de pensar en torno a cómo pueden abordar procesos de urbanización masiva. Casi siete años después, el balance de esta apertura indica que sin duda fue beneficiosa para las comunidades que enfrentan limitaciones de vivienda, financiamiento y políticas públicas. Fue una muestra de los beneficios de hacer de la arquitectura una profesión más centrada en la colaboración y el intercambio de información, anota Overstreet.
Otros casos de Arquitectura de Código Abierto
Soláns (2019) en su crónica en la que define a esta tendencia como «arquitectura para todos» sentencia que «los límites de la propiedad intelectual en arquitectura se están desvaneciendo en favor del derecho al diseño democrático». Con ello introduce la presentación de varios casos que dan cuenta de la concreción de esta tendencia.
Una casa flotante compartida
Para dar respuesta a los desastres naturales causados por los ciclos de lluvias cada vez más intensos, recurrentes y extensos producto del cambio climático, el arquitecto londinense Carl Turner ha compartido el diseño de una vivienda flotante que puede construirse sobre pilotes tradicionales o sobre una plataforma de hormigón, con el propósito de facilitar una solución masiva a las grandes inundaciones que se prevén van ocurrir en un futuro cercano en Londres. Se trata de una apuesta por aportar alternativas para solventar las nefastas consecuencias de los desastres atmosféricos que se expresan en la perdida de centenares de viviendas y provocan condiciones económicas precarias para los propietarios.
Casas de diseño para todos: Paperhouses
Paperhouses es una plataforma que se dio a la tarea de reunir a una serie de reconocidos arquitectos a nivel internacional como Panorama, Sporarchitects o Tatiana Bilbao que comparten sus diseños en la web para que puedan descargarse, con el fin de contribuir a la reducción de los costos de construcción, entre ellos los de diseño, cuando alguien anhela realizar su sueño de contar con una vivienda diseñada por un reconocido arquitecto. Anota Soláns, que si bien la mayoría se encuentran en formato PDF, los proyectos ofrecen estrategias modulares, fácilmente modificables y adaptables a distintos lugares y ubicaciones.
Las «Wikihouses»
Refiere Soláns que el término wiki -del hawaiano «rápido»- se le asigna a los sitios web cuyas páginas pueden ser modificadas directamente desde el navegador, siendo esta la denominación que acuño la plataforma Wikihouses, creada por un grupo de diseñadores británicos en la que se suben proyectos de vivienda que pueden descargarse, modificarse y mejorarse por otros usuarios con el objetivo de conseguir casas de forma más rápida, eficaces, económicas y sostenibles. Se trata de una alternativa digital abierta que incita a una arquitectura participativa, a que el usuario entienda el funcionamiento de la vivienda y así pueda cambiarla, repararla y compartir su aprendizaje con otros.
Mesas y sillas democráticas
Open Desk es una plataforma que ofrece diseños de mobiliario para oficina que a decir de Soláns es un claro ejemplo de código abierto. Según la misma, los usuarios pueden comprar las licencias y descargar planos y detalles de cada pieza en diferentes formatos, que además van acompañados de instrucciones para el ensamblaje. De esta forma, los productores locales pueden hacer el mobiliario de una manera más sostenible. Anota que algunas empresas como Google, Greenpeace ya tienen mobiliario de Open Desk en sus oficinas.
Es evidente que la arquitectura de código abierto es hoy ya una tendencia que se expande y que en la última década ha adquirido diversas formas como respuesta a un cambio de paradigma en la industria de la construcción, pese a que aún queda mucho camino por recorrer. Es un modelo que no solo habilita a diseñadores en cuanto a recrear estilos y procesos constructivos, sino que también a potenciales propietarios para que participen en la concepción del tipo de vivienda que desearían habitar. Finalmente Overstreet anota que «el bricolaje o ‘hágalo usted mismo’ ha dado lugar al movimiento de arquitectura de código abierto al eliminar ciertos roles de los constructores en el proceso de diseño y construcción».
En conclusión la democratización del conocimiento y la propiedad intelectual en arquitectura es un hecho irreversible que cada vez adquiere mayor vuelo, bajo el modelo de trabajo colaborativo, o cultura libre, o propiamente arquitectura de código abierto, como una tendencia que pretende hacer que la industria de la construcción se abra de manera tal que contribuya a facilitar soluciones solidarias a las necesidades de vivienda masiva o a los anhelos de quienes sueñan con diseños y construcciones únicas de acuerdo a sus expectativas, usos y costumbres, con la intermediación de las tecnologías TICs.
Referencias
- Overstreet, Kaley. 2022. ¿Hay futuro para la arquitectura de código abierto? Arch Daily, 9 de junio de 2022. https://www.archdaily.com/983160/is-there-a-future-for-open-source-architecture?ad_source=myarchdaily&ad_medium=bookmark-show&ad_content=current-user
- Satt.es. 2013. Arquitecura de código abierto, CoperaCtiva. Satt.es, 2013. https://satt.es/arquitectura-de-codigo-abierto-cooperactiva/
- Soláns, Sofía. 2019. Código abierto: arquitectura para todos. Arquitectura y Diseño, 23 de noviembre de 2019. https://www.arquitecturaydiseno.es/arquitectura/codigo-abierto-arquitectura-para-todos_1297