Terminó el 2017 con algunas señales de mejora en el aspecto económico y con otros que persisten en mantenerse fuera de cauce, los cuales pueden darnos pistas sobre lo que ocurrirá en 2018. El índice de precios al consumidor, IPC, fue del 4,09%, que siendo inferior al de los años 2016 y 2015, por tercer año consecutivo excedió la meta del Banco de la República del 3%, con un rango entre el 2% y 4%. No obstante no todas las señales son negativas, este año aún hay cobertura del programa Mi Casa Ya, que vendrá acompañado de la revitalización de la demanda del crédito, la cual se espera crezca más del 6%.
Iniciemos con los frenos para el sector en 2018. El IPC es fundamental en varios temas, veamos:
- Es el punto de partida para el incremento del salario mínimo del año siguiente. Una inflación alta, entendiendo por alta cualquier valor más allá del límite superior fijado por el Banco de la República, indica que necesariamente el incremento del salario va a ser alto y esto podría tener implicaciones en la generación de empleo. No debe olvidarse que adicional al salario devengado por el trabajador, el empleador debe asumir, auxilio de transporte, parafiscales y prestaciones sociales, lo cual incrementa hasta en un 60% el costo por empleado.
- Cuando la inflación es alta el banco central intenta reducirla con incrementos en la tasa de interés, afectando la demanda de bienes y servicios. Si bien el 2017 terminó con una tasa de intervención del banco del 4,75%, en el mismo año existieron niveles del 7,5%.