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Fuente: conarquitectura.es
Las recurrentes crisis de todo orden que azotan al planeta imponen una revisión de la arquitectura y el urbanismo.

 

El pasado mes de septiembre se llevó a cabo la XII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismos, BIAU, previo la convocatoria que se cerró el mes de mayo de este año para otorgar el premio a la propuesta sobre la que giraría la bienal y que escogería a los comisarios de la misma.

La propuesta escogida titulada «Habitar al Margen» es un llamado que lanza el mundo iberoamericano al planeta acerca de la necesidad de que la arquitectura y el urbanismo se desmarquen del sistema de tal forma que les permita desarrollarse como una disciplina alternativa.

 


Fuente: BIAU

 

La bienal hizo un reconocimiento a toda una vida profesional comprometida con el desarrollo de proyectos arquitectónicos en el contexto iberoamericano y a su contribución en la búsqueda de hábitats alternativos para un futuro más inclusivo, sostenible y justo que ha desarrollado Ana María Falú, una Argentina, tucumana, que se formó en la Escuela Sarmiento UNT -pública- y se graduó como Arquitecta de la Facultada de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán (FAU-UNT), también pública.

Vivió en Tucumán hasta que la dictadura la hizo exiliar con su familia habiendo rodado por Ecuador, Brasil y Holanda en ese éxodo. A su regreso después de más de 10 años de exilio durante el gobierno de Raúl Alfonsín, se radicó en Córdoba llegando a ser parte de la Universidad de Córdoba (CUN), en la que fue distinguida como «Profesora Emérita».

Profesora titular de Arquitectura, investigadora del CONICET, fue directora del Instituto de Investigaciones de Vivienda y Hábitat de la misma FAU-UNT, y actualmente dirige la Maestría de Gestión y Desarrollo Habitacional «Vivienda y Ciudad». Es experta en los temas de Género Hábitat, Vivienda y Ciudad, y dirige la ONG Centro de Información y Servicios Sur (CISCSA) que trabaja en temas vinculados a mujeres, género y feminismo en el campo de la arquitectura y el urbanismo. En entrevista que concediera al Boletín de Difusión de la FAU en uno de sus apartes expresó que «Hoy se vuelve necesario repensar la Arquitectura, el Urbanismo y el Diseño en clave de inclusión y de género, destacando la creatividad y el compromiso en pensar en atributos urbanos de proximidad, de vitalidad, de participación plural, de la rica diversidad iberoamericana, para avanzar en los cambios radicales de las formas de habitar, tanto domésticas como urbanas» (Comunicación inst. , 2022).

A decir de Falú, el lema «Habitar al Margen» acude al debate ético y político iberoamericano. Y agrega que «Necesitamos hacer visibles las formas de habitar de las mayorías y poner en valor las resistencias de lo invisibilizado en el pensamiento y hacer de la Arquitectura y el Urbanismo». Para ella el pensamiento de estos quehaceres se ha construido en la negación de muchos sujetos de la rica diversidad social producto de una concepción muy arraigada «que ha universalizado al hombre blanco, joven, productivo, y heterosexual, con una visión androcéntrica que deja a tantos sujetos de derechos por fuera».

Adicionalmente plantea el debate en torno a la necesidad de reconocer la concentración de riquezas y como ella misma lo llama «las obscenas brechas de desigualdades», al igual que, en torno a la cultura de la sociedad patriarcal que conscientemente, casi que como un dogma, omite a sujetos sociales específicos: las mujeres y las diversidades. Y es en este contexto que lanza la arenga fundamenta: «Invitarles a incluirles desde el concepto de género, como sujetos de derecho de la vivienda, la ciudad, los servicios. Allí están las crecientes necesidades sociales, medioambientales, de la vida cotidiana; el cuidado y la reproducción social de la vida como continuidad de lo productivo, pensarlo juntos como parte de la estrategia de conciliación para un mundo mejor».

 

Plaza del Ángel (Ciudad de México, México)

Fuente: elplural.com

 

¿Qué es Habitar al Margen?

De entrada se trata de un nuevo lema que sugiere una profunda reflexión en torno al actual ejercicio de la arquitectura y el urbanismo. Una reflexión que debe involucrar al conjunto de las sociedades pero que debe surgir como una iniciativa en los centros de formación en estas dos disciplinas de la mano de un abanico de otras disciplinas, que permitan una interpretación fidedigna de las nuevas realidades socio-económicas y ambientales.

En esta dirección, los comisarios designados para esta bienal Anna Vergés y Guillem Augé consideran que «La arquitectura y el urbanismo tienen la oportunidad de aportar soluciones que pasen por ampliar la mirada más allá de la propia disciplina, de modo que los márgenes y las fronteras de la necesidad nos conduzcan a buscar acciones al margen de la práctica» (Detjiar, 2022). Y agregan que ubicarse al margen permite nuevas alternativas que conduzcan a extender la práctica hacia una visión perimetral y ya no central.

En ese sentido, las dos disciplinas deben desmarcarse de la práctica y de la filosofía que las lleva a ser marcadamente tributarias a la ganancia y al lucro -que es el fondo de la filosofía del centro y el poder hegemónico- para ocuparse más de los problemas de la sociedad, de los que atentan contra la estabilidad del planeta, y de las ya muy extendidas tendencias excluyentes y discriminatorias. En esa perspectiva, como se lee en la Revista Construye (2022), esta bienal abrió las puertas a la reflexión y a la promoción de propuestas alternativas que incidan en el mejoramiento del ecosistema humano y elevar los indicadores sociales, ambientales y económicos de la vivienda, los pueblos, los barrios y la ciudad del siglo XXI.

 


Fuente: tectonica.archi

 

A propósito de la Reflexión sobre la habitabilidad de la ciudad

Preconcebidamente la XII edición de la bienal se configuró como un foro de debate y reflexión para profundizar sobre la habitabilidad de la ciudad en el propósito de provocar una revisión sistemática y holística sobre el hábitat humano y las formas de habitar en comunidad. Desde su concepción, el propósito que se planteó la bienal fue centrarse en el abordaje del valor público y la responsabilidad social de la arquitectura, y dentro de este contexto, cuáles podrían ser las respuestas que puede ofrecer para los nuevos retos urbanos, entre ellos, el de la vivienda que hoy se ha convertido en el principal núcleo de socialización producto de las situaciones de emergencia comunes en estos tiempos (sanitaria, ambiental, migratoria, discriminatoria, desigualdad, pobreza, etc.).

A decir de Arquine (2021), se trata de promover y facilitar «un campo de reflexión en torno al uso del espacio individual de la vivienda y el espacio colectivo, entre la casa y la calle». Y agrega que en últimas es la pretensión de generar un debate permanente pero optimista y oportuno en torno a los retos urbanos que afronta la comunidad latinoamericana, de forma compartida entre los 22 países participantes en la bienal. También en el fondo de los alcances de la finalidad de la bienal está que se promueva un dialogo permanente entre la arquitectura y urbanismo respecto de las realidades territoriales que existen en los países a partir de los hallazgos derivados de la reflexión sugerida.

 

Del nuevo rol de la Aquitectura en el «Habitar al Margen»

En entrevista concedida a Architecture y publicada por Dezign Ark (2022), Raúl Cárdenas del Colectivo mexicano TOROLAB -quien fuera el tercer Comisario de la XII bienal- afirmó que «La arquitectura debería ser como un servicio público» (Architecture, 2022). Inclusive esta afirmación trasciende la discusión un poco trivial que tradicionalmente se ha dado en torno al fin social de la arquitectura, para ubicarla en un sitial de elevada connotación y mayor profundidad. Cárdenas lo expresa en el sentido de un servicio público como el de salud, es decir que asuma su rol transitando del eminentemente fin privado al sentido de finalidad pública, y que su práctica se desarrolle más desde esta última perspectiva que de aquella otra.

Una postura que implicaría un giro radical de 360º en una época en la que se promulga con vehemencia la filosofía del lucro y la ganancia privada al amparo de eufemismos como el de la competitividad como esencia del sistema capitalista del siglo XXI, muy a pesar de la necesidad de giros sustantivos que las condiciones sociales y ambientales del planeta están imponiendo sin pausa y a más corto plazo. De tal suerte que para Cárdenas el real propósito subyacente de la bienal es lograr convocar a la comunidad de arquitectos iberoamericanos para que creen y recreen proyectos que permita «…pasar de esa forma natural de observar la belleza arquitectónica, las forma lindas de lo que observamos y publicamos, de lo que enseñamos, a nuevas prácticas. Es pasar de esos proyectos bellos, a aquellos con una esencia social. Encontremos esos tipos de trabajos que ligan entre…el ámbito de lo artístico, tecnológico, el emprendimiento social, el activismo…pero que nos dan unas notas y referencias de formas distintas, no solamente de generar espacios, sino de entenderlo, hacer los procesos y nuevas dinámicas de entender contextos y responder a ellos».

En conclusión se tiene que la Bienal Iberoamericana de Arquitectura en su décima segunda versión -que giró en torno al lema de Habitar al Margen- fue el lanzamiento de un espacio de reflexión extendida para repensar la naturaleza del hábitat en los momentos actuales de recurrentes emergencias de todo orden y del rol de la arquitectura en el desarrollo de un nuevo concepto de vivienda y urbanismo que se adecue a las circunstancias que imponen estas nuevas realidades globales, pero en particular a las que le son comunes a la comunidad iberoamericana.

Clama este llamado por reeditar ese nuevo rol de la arquitectura en esta perspectiva para que no solo cambie de sacoleva sino también de esencia: de una que se centra en el lucro, la belleza y la estética, a una que pueda adquirir y asumir una esencia y naturaleza tan similar o igual a la de un servicio público.

 


Fuente: 432magazine.blogspot.com

 

Referencias

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