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Definitivamente la globalización es un fenómeno que abraza o arrasa en cualquier lugar del planeta.

En los últimos tres años el mundo ha sido sacudido por una serie de fenómenos -unos son causa y otros consecuencia- que han impactado severamente a distintos sectores y quehaceres de la vida en los países del planeta, pero en especial a la economía mundial. Dos fenómenos determinantes han sido la Pandemia del Covid-19 y más recientemente el enfrentamiento bélico que libran Ucrania y Rusia en la Europa oriental, cuyas consecuencias han sido nefastas para la economía, la situación social y la seguridad de millones de personas en todo el globo. En cada país el impacto ha sido de mayor o menor envergadura de acuerdo a las condiciones internas que a cada uno los caracteriza, pero sin duda, en algunos de ellos como los del tercer mundo, un impacto determinante ha sido en el incremento de la pobreza.

El Covid comenzó a tener un efecto inmediato en la producción de bienes y servicios, y en las cadenas de distribución, lo que terminó provocando una tendencia alcista en los precios de los bienes de consumo básicos o esenciales, que a su vez ha sido influenciado por la concomitante alza en los precios de los combustibles. Parafraseando a Mercado «la inflación parece no tener freno y esto traducido a nuestro día a día, significa que con el mismo dinero podemos comprar cada vez menos» (Mercado, 2022), lo que como consecuencia está poniendo en serio peligro la seguridad alimentaria en muchos países, especialmente en los menos desarrollados e históricamente más pobres.

Pero en medio de este panorama desolador ¿cómo se ha visto impactada la industria de la construcción y en especial la actividad de los arquitectos?

Lo primero que hay que precisar como lo señala Overstreet es que «La arquitectura como profesión, es de naturaleza cíclica. La oferta de trabajo en este campo laboral sube y baja con las mareas de las condiciones económicas y se ve notablemente afectada en épocas de recesión» (Overstreet , 2022).

Esta condición natural de la actividad arquitectónica la hace vulnerable ante cualquier evento que cause traumatismo en el proceso económico. De hecho el confinamiento por el Covid-19, como muchas otras crisis del pasado -por ejemplo la del 2008- provocó parálisis y cancelación de los proyectos de las firmas constructoras lo que a su vez hizo que las oportunidades comerciales disminuyeran sustantivamente de la noche a la mañana. Anota Overstreet que «Ahora, dos años después, las empresas siguen de cerca los problemas de la cadena de suministro global y las crecientes tasas de inflación, especialmente con la creciente presión para satisfacer las necesidades de una población urbana en crecimiento».

Sin lugar a dudas, uno de los desafíos más complejos a los que se enfrenta esta industria es la creciente inflación global que parece imparable y no dar reversa. La inflación es el aumento general de los precios de los bienes y servicios en una economía a lo largo del tiempo. Parafraseando a Overstreet puede afirmarse que cuando la inflación es baja, estable y predecible por lo general coincide con bajas tasas de desempleo, tasas de interés normales, y un entorno mixto favorable a la inversión. Por el contrario, si a altas tasas de inflación le sigue alza en las tasas de interés, contracción de la demanda, desempleo, y bajo crecimiento, podríamos encontrarnos ante una estanflación que es lo que los expertos están pronosticando que ocurrirá en los próximos meses.

Antes de la pandemia en Estados Unidos -la economía más robusta del mundo- la inflación se encontraba entre el 2% y 3%, pero el FMI pronostica que para finales de este año puede llegar hasta el 9,9%. Este fenómeno está presionando a que el banco central de USA realice ajustes crecientes a la tasa de interés mientras que el dólar se está revaluando en relación con casi todas las monedas fuertes del mundo entre ellas el EURO que hoy ya está a la par de éste, por lo que la inflación se está generalizando a nivel mundial salvo contadas excepciones, dado el impacto severo en el intercambio internacional.  

Por su parte el incremento de los precios del petróleo presionado por la guerra entre Ucrania y Rusia a la par de toda esta tendencia antes descrita, está jalonando un incremento determinante de los precios de los insumos y materiales de construcción en especial del acero que ya venía en alza como consecuencia de la pandemia y por la medidas internas adoptadas por China en relación con este reglón industrial.


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Frente a este panorama Overstreet pone de relieve que «Mientras los economistas trabajan para encontrar las palancas adecuadas para mantener las cosas bajo control, las firmas de arquitectos están haciendo lo mismo para disminuir el impacto en sus ganancias». Y agrega que un informe de la Asociación Internacional de Arquitectos -AIA- muestra que las firmas de arquitectura buscan aumentar los ingresos en comparación con los recortes realizados en 2020.

Pero ¿en detalle cómo está afectando esta situación a las empresas de arquitectura y de la construcción? Lo primero que pone en evidencia Overstreet es que el tiempo de producción de los productos aumentó, y en consecuencia, el proceso de construcción se volvió más lento, lo que hizo que emergieran dificultades para la coordinación de las obras con los contratistas. El segundo asunto que pone sobre la mesa es que los costos aumentaron, lo que implicó que los clientes buscaran otras formas de reducir costos mientras que a los constructores los obligó a negociar valores para los proyectos arquitectónicos.

Por otro lado, la autora citada considera que como consecuencia de la pandemia las empresas se vieron en la encrucijada de prescindir especialmente de gran parte del personal lo que evidentemente les restó capacidad operativa.

Y ahora surge el otro interrogante: ¿Qué están haciendo o pensando hacer las firmas de arquitectos y empresas constructoras para enfrentar la situación y especialmente la escalada alcista de la inflación? Lo primero que advierte Overstreet es que contrario a lo que pasó en el 2020 las empresas están pensando en retener el personal y tomar medidas adicionales para mitigar los despidos, por lo que los salarios, los seguros y los alquileres de los empleados los están considerando como un asunto central de la estrategia, ya que los consideran como una preocupación principal para la estabilidad financiera de sus negocios: retener o atraer personal es la clave.

De otro lado, refiriéndose a una encuesta que realizó la AIA, anota que 1/5 de los encuestados respondió que buscarían subcontratar tecnología, recursos humanos y otros servicios generales, mientras que el 13% manifestó estar pensando en mudar las sedes de las oficinas en busca de alquileres más baratos, flexibles y contratos más cortos, a la vez que reducir los espacios laborales en la medida en que continúe la tendencia del trabajo remoto. Según la misma, la mayoría de los encuestados expresaron que harían algo más que no figura en la encuesta para compensar el aumento de los costos, a saber, ser más agresivos en el desarrollo comercial y aumentar los flujos de trabajo futuro, es decir que en lugar de estar a la defensiva pasar a la ofensiva.


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 A todo lo anterior se suma la presunción de que las empresas constructoras y de arquitectura harán lo que sea necesario por aumentar sus tarifas en lugar de reducir sus gastos, lo que puede crear un ambiente laboral más amigable para los empleados, anota finalmente Overstreet.

En conclusión, se tiene que las empresas de arquitectura y de la construcción -que por su naturaleza son más susceptibles a los cambios cíclicos del sistema económico- no están a salvo de la oleada alcista de la inflación y ante una eventual estanflación como la que pronostican los expertos económicos, no se están quedando quietas en tanto que en la actual coyuntura están más conscientes de las condiciones económicas, por lo que están afilando las baterías de estrategias para sobreponerse a sus efectos nefastos.

En síntesis están optando más por incrementar sus ingresos que por reducir los gastos y por ser más agresivos en su estrategia comercial. Pero también podrían adoptar una estrategia adicional de reducción de costos que no implique reducción de personal o de salarios, como lo es mejorar sus procesos incorporando tecnologías de la información y la comunicación, particularmente en la etapa constructiva donde la planeación y el control de la ejecución pueden dar grandes resultados, como ya se ha plateado en artículos anteriores, entre ellos Los Costos Indirectos ¿La Cenicienta de los Presupuestos en la Construcción?


Fuente: pymesworld.com

Referencias

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