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Casa Batlló (Barcelona, España)
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Un arquitecto se hace universal cuando su obra trasgrede cánones, y transciende épocas y generaciones.

El pasado 25 de junio se cumplió el 170 aniversario de un ícono de la arquitectura universal, considerado el máximo exponente del modernismo arquitectónico catalán y a quién se le llamó el «Arquitecto de Dios». Se trata de Antoni Gaudí, el arquitecto español que nació el 25 de junio de 1852, en Reus, Tarragona, que era la segunda ciudad más importante de Tarragona y en la que transcurrió gran parte de su niñez en un medio campestre provincial, y murió en Barcelona el 10 de junio de 1926.           

Parafraseando a Sánchez Azcona, puede decirse que la geología de ese lugar rural, su fauna y su flora ejercieron una gran influencia en las ideas arquitectónicas que desarrollaría más adelante. Por esta razón a Gaudí le gustaba contemplar la naturaleza a la que consideraba su gran maestra y transmisora de conocimiento. Sánchez, igualmente considera que la profesión de su padre, que era calderero, también influyó determinantemente en la formación de su personalidad en lo formal y en lo constructivo, y anota de manera anecdótica que «lo veía constantemente moldear y curvar con su martillo planchas de cobre para crear recipientes en los que luego se destilarían alcoholes» (Sánchez Ascona, 2022). 

 La creación de Gaudí indiscutiblemente se inscribe en el movimiento modernista, aunque, como lo reseña Alto Nivel «lo supera ampliamente por la originalidad de sus concepciones, su capacidad para romper moldes y crear nuevas soluciones» (Alto Nivel, 2009).

Según Sadurni, Gaudí estudió con Francesc Berenguer, y dando muestras fehacientes de su interés y destreza por asignaturas como la geometría y las matemáticas, luego ingresó a los Escolapios -orden religiosa y educativa fundada por José De Calazans donde se destacó en la asignatura de dibujo- y en 1868 se trasladó a Barcelona donde finalizó el bachillerato. En 1874 tras ser aceptado en la Escuela de Arquitectura, comenzó a alternar con arquitectos ya consagrados como Josep Fontserè, Francisco de Paula del Villar y -sobre todo- Joan Martorell, que fue su principal mentor (Sadurni, 2019). Sadurni refiere su anecdótica graduación en 1878, día en el que Elies Rogent, el director de la escuela dijo: «Hemos dado el título a un loco o a un genio, el tiempo lo dirá».

Además de alternar con aquellos destacados arquitectos, mientras estudiaba también trabajaba en talleres de artesanos donde tuvo sus primeras aproximaciones al tratamiento de materiales como la madera, la cerámica, el vidrio y la piedra.

Gaudí poseía un sentido innato de la geometría y el volumen, así como una gran capacidad imaginativa, a decir de Alto Nivel. Agrega el mismo, que pocas veces realizaba planos detallados de sus obras puesto que prefería crearlas sobre maquetas tridimensionales, moldeando todos los detalles mientras los iba ideando mentalmente.

Acudiendo a lo que anota Sánchez, Gaudí se convirtió en una figura internacional pero su historia no siempre fue un camino de rosas debido a que durante mucho tiempo la incomprensión hacia sus obras fue generalizada; especialmente sus conciudadanos no comprendían la originalidad y excepcionalidad de sus creaciones en tanto que las consideraban arbitrarias y todo un derroche de formas, algunas de las que para muchos estaban impregnadas de excentricismo.

No obstante hacia mediados del siglo XX comenzó a encontrar aliados que dimensionaban la majestuosidad y el carácter único de sus creaciones arquitectónicas, lo que dio origen a una corriente internacional que se interesó por Gaudí, entre ellos Salvador Dalí quien fue la primera voz que se levantó para reivindicar su obra, seguido por Le Corbusier, Josep-Lluís Sert y muchas otras personalidades importantes en la disciplina y en el arte. «No se puede negar que la originalidad de su obra desbordó a sus coetáneos del modernismo catalán», anota Sánchez Azcona.

Dotado de una singular intuición y capacidad creativa forjada desde su niñez, Gaudí concebía sus edificios de una forma global, atendiendo tanto a las soluciones estructurales como a las funcionales y decorativas, reseña Alto Nivel. Según el mismo, estudiaba hasta el más mínimo detalle de sus creaciones, integrando a la arquitectura toda una gama de expresiones artesanales que dominaba a la perfección entre ellas cerámica, vidriería, hierro forjado, carpintería, etc.

Este emblemático arquitecto igualmente introdujo nuevos tratamientos a los materiales, como su famoso «trencadís» que hacía con residuos, retales o desechos de cerámica de vivos colores. Después de sus inicios, fue influenciado por el arte neogótico al igual que por ciertas tendencias orientales, habiendo desembocado finalmente en el modernismo hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX, anota Alto Nivel.

 Gaudí comenzó a adquirir fama como arquitecto tras recibir su primer encargo, la Casa Vinces, un edificio modernista que erigió entre 1883 y 1888. Un breve recorrido por sus principales creaciones nos permitirá percibir la real dimensión de su obra. Miremos.

Casa Vinces

Se trató de una construcción que se salió de todos los cánones tradicionales prevalecientes, con decoraciones coloridas en la fachada en la que se aprecia la mescla de diversas expresiones y la influencia de los estilos orientales.

Casa Vinces (Barcelona, España)

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 Esta obra pertenece a la etapa orientalista de Gaudí (1883-1888), un período en el que el arquitecto realizó varias obras con marcado gusto oriental, inspiradas en el arte del próximo y lejano oriente -India, Persia, Japón- así como con el arte islámico-hispano, principalmente el de mudéjar y nazarí. Durante esta época Gaudí empleó con gran profusión la decoración en azulejo cerámico, así como los arcos mitrales, cartelas de ladrillo visto y remates en forma de templete o cúpula.

El proyecto original contaba con un gran espacio ajardinado, además de la casa, pero con el tiempo el terreno se fue parcelando y vendiendo para la construcción de edificios de viviendas. Para aprovechar el espacio Gaudí realizó un proyecto de tres fachadas, con la casa adosada por pared medianera a un convento contiguo. Para esta vivienda realizó un armario angular y una chimenea rinconera de madera y metal con las iniciales M.V. (Manuel Vinces). Gaudí dirigió personalmente la obra y según testimonio de Joan Baptista Serra a George Collins en 1959, el arquitecto se sentaba bajo un parasol y supervisaba la construcción, haciendo derribar lo que consideraba mal realizado.

El proyecto lo realizó por encargo que en 1878 le hiciera Manuel Vinces y Montaner para una segunda residencia veraniega de la familia en Villa Gracia.

Iglesia y Museo Sagrada Familia

Esta es la obra más emblemática de este arquitecto, pero que -un dato curioso- aún sigue en construcción. En 1883 se hizo cargo de esta obra que había sido iniciada un año antes con un proyecto de Francisco de Paula del Villar y Lozano, en la que emplearía el resto de su vida en la construcción del templo que sería su obra magna y la síntesis de todos sus hallazgos arquitectónicos.

Iglesia y Museo Sagrada Familia (Barcelona, España)

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También conocido como el Templo Expiatorio o «La Catedral de los Pobres» como él lo llamaba, trabajó en él por más de 40 años desde los 31 años de edad cuando se le encargó la obra hasta el día de su muerte que ocurrió tras ser atropellado por un tranvía. Según Bravo, cuando asumió el proyecto tan solo se habían iniciado las columnas de la cripta y «partió de las bases de una iglesia neogótica, aunque paulatinamente fue incorporando su propias soluciones constructivas innovadoras. El edificio tiene una estructura piramidal con lo que esperaba lograr la conexión entre lo divino y humano» (Bravo, 2021).

Agrega Bravo que tres de los alzados tienen forma de torre mientras que el cuarto tiene una forma semicircular que constituye el ábside. El templo cuenta con tres fachadas, cada una dedicada a un momento clave de la vida de Jesucristo: Fachada del Nacimiento, Fachada de la Pasión -su muerte- y la Fachada de la Gloria -de su vida eterna-. El exterior del edificio es una auténtica biblia en piedra y está inspirada en los evangelios, pretendiendo transmitir el espíritu de la fe cristiana a todo el mundo.  

Chimeneas de Casa Batlló (Barcelona, España)

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Cuando se termine el edificio contará con un total de 18 torres que crearán una impresionante sensación de verticalidad. Nueve de ellas ya están terminadas: cuatro en la fachada oriental y cuatro en la fachada occidental y la que está encima del ábside. La torre central será la más alta de todas y estará dedicada a Jesucristo.

Son numerosas las obras de Gaudí y fueron muchas las construcciones tanto públicas como privadas que realizó, entre otras están La Cripta de la Colonia Güell, La Casa Batlló, La Casa Milá también conocida como La Pedrera, etc.

Los últimos días de su vida no fueron de gloria. Pasó de ser considerado un «dandy» a vestir trajes baratos, comer frugalmente, y desatender su aspecto. Su apariencia descuidada llegó hasta el punto de que, el día de su muerte, el 10 de junio de 1926, fuese confundido con un mendigo, según registra National Geographic.

Parque Güell (Barcelona, España)

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Referencias

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