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Congreso Internacional de Arquitectura Moderna CIAM de 1928
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Pretender desarrollarse sin una carta de navegación puede conducir a un suicidio colectivo.

En 1928 se inauguró el Congreso Mundial de Arquitectura Moderna -CIAM-pero lamentablemente dejó de celebrarse en 1959. Según López (2021) se trató «…del laboratorio de ideas del movimiento moderno a estilo internacional en la arquitectura». De este congreso surgió la que sería la carta de navegación del urbanismo moderno conocida como la «Carta de Atenas», en la reunión de 1933 celebrada en Atenas, Grecia. En ella confluyeron arquitectos consagrados y novicios ávidos de conocimientos, y en conjunto analizaron las experiencias en distintas ciudades logrando un acuerdo en torno a una serie de aspectos claves relacionados con su desarrollo.

La creación del congreso surge de la preocupación que por la época tenían los arquitectos en torno al crecimiento desordenado de las ciudades provocado por el abrasivo e invasor desarrollo industrial impulsado por la pujante revolución industrial. El caos urbano que ya era evidente en una gran cantidad de ciudades europeas inspiró entonces a una corriente de pensadores que se enfocó en proponer una serie de soluciones con la promesa de un compromiso por contribuir a la transformación y mejoramiento de las ciudades y de la sociedad.

Este congreso de arquitectos se convirtió entonces en «el primer foro de debate del funcionalismo, proponiendo así un marco de proyecto universal para el urbanismo», a decir de López. Según esta corriente que surgió del congreso, el espacio urbano debe organizarse atendiendo a las actividades humanas que fueron consideradas como funciones, vale decir «el trabajo, la vivienda, el transporte y el ocio», de tal manera que a cada función le correspondía un tratamiento urbano y arquitectónico específico en un espacio separado y diferenciado.

En el fondo del pensamiento que se desarrolló dentro de esta corriente y se derivó del congreso, está la idea central «de hombre universal que es independiente de su raza, sexo, edad y origen», anota López, y agrega que este «hombre genera espacios uniformes y anónimos». En la posguerra esta corriente se convirtió en un nuevo academicismo que promovió una nueva forma generalizada o estandarizada de hacer, la que concibe y admite la reproducción de copias pero de manera crítica.

Según López, esta organización se convirtió en una agremiación muy influyente, y no solo se aplicó a la definición y formalización de los principios arquitectónicos del movimiento moderno, sino que también concibió a la arquitectura como una herramienta económica y política que podría ser utilizada para mejorar el mundo mediante el diseño de edificios y del urbanismo.

Trazos de los lineamientos del nuevo desarrollo urbano contenidos en la Carta de Atenas

Fuente: YouTube

La Carta de Atenas es un documento que a manera de declaración o manifiesto adoptó los principios del funcionalismo moderno en la arquitectura y en el urbanismo, que a decir de López era «único y provocador», ideas que fueron adoptadas en el marco de la reconstrucción de Europa tras la segunda guerra mundial, sin que entre los participantes en este congreso existiese unanimidad acerca de todos los conceptos que incluía la declaración, pues muchos de ellos tenían dudas en relación con algunos de dichos conceptos.

El contexto problemático en el que surgió la carta está relacionado con el ordenamiento de la ciudad, el cual adolecía de racionalidad y desconocía que el núcleo urbanístico por excelencia era la vivienda. Para los miembros del congreso era indiscutible esta condición.

Las ideas principales que se discutieron en este congreso fueron expuestas por el ya reconocido arquitecto Le Corbusier (1887-1965), que giraron al menos en torno a cinco planteamientos:

  • La ciudad no es más que una parte del conjunto económico, social y político que constituye la región.
  • El ordenamiento del suelo es una condición indispensable para asegurar un desarrollo urbano armónico y humano.
  • El desarrollo urbano de las ciudades industriales debe girar en torno a cuatro grandes funciones básicas: el trabajo, el habitar, el descanso o recreación y la circulación.
  • Las edificaciones deben ubicarse en zonas verdes, amplias y poco densas.
  • Los monumentos históricos y artísticos deben ser conservados, y ha de ser una responsabilidad de las sociedades y gobiernos.
Trazos de los lineamientos del nuevo desarrollo urbano contenidos en la Carta de Atenas

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Por lo que respecta a las funciones básicas vale la pena realizar un abordaje a los antecedentes que se analizaron y a las premisas que surgieron en aquel congreso, acudiendo a las reflexiones de Puleo (2020):  

Habitar

Plantear esta función implicaba la preocupación por el alojamiento, la residencia y la vivienda. A decir del mismo, los arquitectos del congreso observaron que «las clases trabajadoras viven en condiciones menos favorables, afectadas por ruidos, polvo, gases nocivos con viviendas alejadas de las escuelas y suburbios sin planificación». Como respuesta a esta situación disfuncional propusieron una serie de medidas entre las cuales pueden destacarse:

  • La preocupación por que las viviendas ocupen lugares apropiados en la topografía con un buen clima, buena iluminación e insolación y con generosos espacios verdes.
  • La preocupación por la densidad poblacional en la perspectiva de evitar que sea excesiva, puesto que conduce al hacinamiento.
  • La preocupación por la cuestión ambiental por lo que deberían proyectarse viviendas más altas en tanto que tienen mejores vistas del entorno, mayor exposición al sol y una mejor ventilación.

Trabajar

En relación con este aspecto los arquitectos del congreso establecieron que «los lugares de trabajo no se encuentran dispuestos de manera organizada, racionalmente concebidos y no obedecen a reglas apropiadas para un mejor desarrollo de la actividad laboral». Encontraron con que las plantas industriales estaban generando problemas en algunos sitios, mientras que las oficinas estaban generando congestionamiento especialmente en el centro de las ciudades.

Para resolver esta situación propusieron:

  • Que la planeación de las ciudades contemplara la ubicación equidistante entre las viviendas y los lugares de trabajo con el propósito de reducir las distancias.
  • Que las industrias se ubicaran en zonas apropiadas para el tránsito de las materias primas, particularmente cerca a los ejes de circulación fluvial, terrestre y ferroviaria, separadas por generosas zonas verdes.
  • Respecto a los centros de negocios consideraron que había que mejorar las condiciones de accesibilidad con diversos modos de transporte.

Recrear

En relación con esta función los congresistas observaron que «las ciudades cuentan con escasos espacios libres y, en las que existen, en su mayoría están ubicados en la periferia». Frente a ello propusieron que:

  • Todo barrio o urbanización residencial contara con una zona verde necesaria.
  • Que aquellas zonas insalubres y deterioradas deberían ser demolidas y sustituidas por nuevos parques de tal forma que las superficies verdes pudieran destinarse a diversos usos como parques infantiles y áreas deportivas, y todo lo que permitiera el diseño urbano.

Circular

 En el congreso se reconoció que «las vías que tenían las ciudades habían sido concebidas para el peatón y los carruajes por lo que no gozaban de las condiciones de diseño apropiadas para el nuevo vehículo automotor», más aún por la producción en masa del automóvil que hacía que su afluencia en las vías se incrementara sustancialmente. Sin duda, se encontraron con unas dimensiones inadecuadas de las calles para las nuevas velocidades y los nuevos volúmenes de tránsito que se estaban generando en las ciudades. Frente a ello plantearon:

  • La necesidad de una rígida jerarquización de las vías: Calles locales -peatonales- muy arborizadas para el acceso a la vivienda; calles de tránsito intermedio; vías arteriales principales, y las vías expresas -autopistas- que permitieran la circulación de los vehículos sin mayor restricción.
  • De esta manera la circulación debería estar muy organizada, además con pasos a nivel y canales exclusivos que viabilizaran el tránsito vehicular.
Eje principal de Islamabad (Islamabad, Pakistán)

Fuente: Urban Networks

Finalmente, el otro aspecto determinante de la carta de Atenas era el relacionado con la protección y conservación del patrimonio cultural y arquitectónico, pero ello merece un capítulo aparte que se tratara en otro artículo.

Si nos replegamos a lo planteado por Puleo, en conclusión se tiene que con la definición de estas funciones cambió la concepción y diseño de las ciudades por lo que la ciudad moderna se hace diferente a la ciudad tradicional. Ahora las actividades están zonificadas, las vías están jerarquizadas y se impone una racionalidad extrema en los conjuntos habitacionales pretendiendo darle un carácter importante tanto a la vivienda social como a la de los otros segmentos poblacionales.

El propósito fundamental de la declaración de Atenas y de los arquitectos que participaron en el congreso era hacer una contribución determinante a la sociedad global en la perspectiva de que se planearán, diseñaran y ordenaran ciudades más funcionales y humanas de tal manera que se acompasaran con los vertiginosos cambios impuestos por la sociedad industrial y sus devastadores efectos.

Plaza de los Tres Poderes (Brasilia, Brasil)

Fuente: tourweek.ru

Referencias

  • López Rojas, Estefania. 2021. CIAM, Carta de Atenas. Universidad del Bosque; Youtube: https://youtu.be/CYuSjmM_nJs, 2021.
  • Puleo, Gerardo Nelson, [escrit.]. 2020. Clase sobre la Carta de Atenas. Universidad Central de Venezuela-Sede Barquisimeto; Youtube: https://youtu.be/bFnQ0XUOhnY, 2020.

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