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La historiografía señala que el 12 de octubre de 1492 fue el día en el que se dio el «Descubrimiento de América», producto de un desviado y embolatado viaje soportado en una caravana de tres barcos que fue comandada por un marino genovés llamado Cristóbal Colón, auspiciado por la Corona Española de Isabel de Castilla, algunos integrantes de la nobleza, comerciantes y magnates de la época, cuyo único fin era netamente comercial y económico.

Día del Descubrimiento, Día de la Raza, Día de la Hispanidad, Día de la Fiesta Nacional, son algunas de las denominaciones con las que comenzó a conmemorarse de manera oficial esta fecha en España, Costa Rica, Argentina, México, Colombia y otros países de habla hispana.

Siguiendo a la Secretaría de Cultura de México (2019), al asumirse este evento casual como «el descubrimiento de américa», para muchos estudiosos e historiadores resulta problemático puesto que se reduce, simplifica o se invisibiliza la complejidad de las relaciones sociales y de poder que surgieron con la llegada de los españoles conquistadores, al mismo tiempo que suprime la validez y existencia de una historia, un territorio y una civilización previa a su llegada.

De ahí que desde esta fecha y en distintos ámbitos y momentos, hemos creído que antes del encuentro de los españoles con el territorio amerindio no había nada que implicara cultura, saberes y quehaceres que superaran lo que el mundo occidental, especialmente el europeo, hasta la fecha había desarrollado.

Pero no hay tal, puesto que con el avance de la conquista y la colonización se fue develando un rico patrimonio cultural, social, físico y ambiental de invaluable valor, asociado el devenir de los diversos pueblos indígenas prexistentes en este territorio con el que se topó el eufemísticamente denominado «primer mundo».

Y quizás uno de los legados más valiosos está asociado a las asombrosas obras de ingeniería y arquitectura levantadas y desarrolladas por los pueblos precolombinos en diversas porciones del vasto territorio hoy americano. Una de ellas es la que es considerada como la obra de ingeniería más impactante de la América precolombina que se encuentra a 20 km de la localidad de Cajamarca en el yacimiento arqueológico de Cumbemayo, Perú. Pero ¿Qué esta obra de ingeniería? ¿Cuáles son sus características? ¿Qué significó en su época?

 

Acueducto de Cumbemayo

Sin duda se trata de una obra de ingeniería hidráulica asombrosa que se materializó en el Acueducto que fue construido en este lugar hace más de 2.000 años durante el período pre incaico, según los estimativos de los arqueólogos y otros expertos. Un aporte del pueblo pre inca a la ingeniería universal que aún pervive, como una reliquia arqueológica y cultural, conservada, cuidada y apreciada por el hoy pueblo de Perú.

Según Noticias 24/7 Istmo (2024) esta construcción milenaria que tiene forma de zig-zag, se extiende a lo largo de 9 km y se encuentra escavada en la roca. Agrega que hay tramos que poseen entre 35 y 50 cm de ancho, y de 30 a 65 cm de profundidad y una longitud aproximada de 850 m. El mismo anota que se utilizaron ángulos rectos muy seguramente para disminuir la velocidad de las aguas, a la vez para evitar la erosión del terreno.

Flujo zigzagueante, quizás para reducir la velocidad y evitar la erosión del canal
Fuente: hidraulicainca.com

A decir de Gil (2020), Cumbemayo es un lugar rodeado de un paisaje mágico que parece salido de un cuento de hadas. Se encuentra a una altitud de 3.600 m sobre el nivel del mar y en el lugar se destacan unas formaciones geológicas denominadas «frailones» que debido a la erosión han adquirido una forma caprichosa que se asemejan a frailes encapuchados con sus sotanas en oración, quizás donde está el origen del nombre de la planta típica de los páramos andinos, el «frailejón».

Proximidades de Cumbemayo
Fuente: wikimedia.org – Cortesía Pitxiquin

En la excursión que realizara Gil al lugar, tuvo la oportunidad de ir hasta el acueducto, al que describió como impresionante. Reseña que fue tallado en su totalidad en la roca con el desnivel exacto para que el agua discurriera de forma lenta y continua. En algunos de sus tramos hay pequeños pozos y requiebres que ofician como contenedores de ramas y otras suciedades en las que se quedan atrapadas, para facilitar su limpieza.

En las rocas por las que discurre el acueducto, en algunos de sus tramos se observan petroglifos y estrellas talladas que hacen pensar que el acueducto pudo tener un uso astronómico.

En un farallón en forma de cabeza humana, en la parte que parece ser la boca se ha excavado una pequeña gruta en cuyo interior existen petroglifos que hasta la fecha no han sido descifrados.

No saliendo de su asombro, Gil expresó con admiración que «Partiendo de la base que tiene más de 2000 años, hay que quitarse el sombrero ante el constructor hidráulico de esta maravilla de la antigüedad».

Piedra de los sacrificios, sólo le falta la llama…
Fuente: tripadvisor.es
Petroglifos en una de las rocas de Cumbemayo
Fuente: labrujuladelazar.blogspot.com

El portal Artesanías Ecuatorianas (2021) lo califica como «un prodigio de la ingeniería prehispánica». Agrega que obedece a un sofisticado diseño lo que denota el conocimiento que los ingenieros andinos dominaban sobre las aplicaciones de la gravedad, 2.000 años antes de que se conocieran en Europa y mucho antes de que su teoría fuese formulada por Isaac Newton en el libro Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, publicado el 5 de julio de 1687.

Agrega que debido a su complejo sistema de acueductos, no es de extrañar que el nombre Cumbemayo derive del término quechua kumpi Mayu que significa «Canal bien hecho» o Humpi Mayu que significa «Río angosto». El complejo arqueológico de Cumbemayo fue construido por la cultura Pre-inca de Cajamarca.

El acueducto fue descubierto por el famoso arqueólogo peruano Julio C. Tello, el también descubridor del yacimiento del Chavín de Huantar. Tello la calificó como una «Gigantesca Obra en su Género».

Detalle del canal
Fuente: radiofolkperu.com

 

¿Qué representó en su época?

Algunas versiones indican que el canal fue construido para llevar el agua desde la cuenca del atlántico hacia el lado del pacífico, siendo la montaña un eje divisorio de aguas. El canal sube para pasar de un lado al otro y en eso reside la maravilla de su construcción, anota Néstor Burstein en su comentario a la publicación de Noticias 24/7 Istmo.

Ronald Acajima en su comentario a la publicación de Gil, observó que hay mucho por investigar de este hermoso legado preinca, y sin que se conozca su origen exacto, todo parece indicar que esa antigüedad, aún sin cerámica, fue probablemente un centro ritual importante, por lo que, más que pretender tener un uso agrícola o para suministrar agua para el consumo humano, tuvo un carácter netamente ceremonial.

Esta presunción se funda en los cimientos de las culturas ancestrales prehispánicas que se basaban en cuatro elementos fundamentales, en el que el agua es uno de ellos, por lo que se cree que este acueducto era considerado un bien sagrado, erigido como una construcción ceremonial para honrar y agradecer a este vital elemento.

Su connotación mágico-religiosa en la actualidad atrae a turistas nacionales y extranjeros.

Pues bien, en esta retrospectiva hemos podido conocer la que es considerada una de las maravillas de la ingería hidráulica prehispánica, que al parecer poco ha sido difundida. Y contrario a lo que se ha pregonado en muchos momentos y ámbitos, con lo que se ha hecho creer que en la hoy américa, la sabiduría floreció a partir del encuentro entre lo que se ha dado en llamar «dos mundos», este hallazgo realizado por un famoso arqueólogo peruano, puso en evidencia que antes de la llegada de los europeos a estos territorios inexplorados, ya había conocimiento, sabiduría y ciencia.

Mural de Diego Rivera en el Palacio Nacional de México, en donde retrata la explotación de México a manos de los conquistadores españoles
Fuente: theconversation.com

 


Referencias