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La «arquitectura escrita» de Téllez

No solo se hace arquitectura con diseños y planos, sino que también con fotografía y prosa

Era un arquitecto y se le consideró artista, pero realmente incursionó en diversos campos como fotógrafo, historiador, investigador, ensayista, crítico, arquitecto restaurador y docente. Para el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, IDPC, fue un «maestro» en el sentido más amplio del término con quién se formaron varias generaciones de arquitectos. Según la misma institución su mayor aporte fue la construcción de la historia del patrimonio a lo que dedicó la mayor parte de su prolífica vida profesional, ora desde las aulas universitarias o como autor de varias publicaciones especializadas que escribía con destreza e ilustraba con sorprendentes fotografías (Uribe González, 2019).

Se trata de Germán Téllez (q.e.p.d.), el célebre Arquitecto bogotano que el pasado 28 de octubre falleció en la capital de la república. Considerado todo un ícono de la arquitectura colombiana, había nacido en Bogotá en 1933, estudió en el Liceo Francés, se graduó en la primera generación de arquitectos de la Universidad de los Andes en 1957 y quince años después, en la misma alma mater, se tituló como maestro de Bellas Artes.

Fondo fotográfico del Museo de Bogotá
Fuente: eltiempo.com

Una breve semblanza

En la presentación que hiciera Uribe (2019) del documento que consagrará el proyecto «Ver a través del tiempo» lanzado por el IDPC en homenaje a este emblemático cultor de la arquitectura, se lee que «Pionero de la valoración, análisis y divulgación del patrimonio cultural construido en el país, Germán es una figura preponderante en la cultura arquitectónica nacional». Derivado de su pasión por este patrimonio que se dedicó a conservar y resaltar desde su labor restauradora, pero especialmente desde su pasión fotográfica, captó como memoria histórica indeleble los cambios urbanos sucedidos con el arribo de la modernidad, lo que según el mismo Uribe, condujo a que llegará a construir «…los registros fotográficos más completos del patrimonio arquitectónico colonial, republicano y moderno de Colombia».

El mismo Uribe no deja de resaltar que «En esta ocasión, por medio de una de sus más reconocidas facetas, la de fotógrafo, la de artista, que es a la vez la de ‘escribano’ de su tiempo, que para fortuna nuestra ha sido largo, intenso y fructífero». De ahí que resulte acertado afirmar, como lo advierte el mismo, «que el encanto que produce ver una fotografía de Germán Téllez es comparable con el deleite de leer un texto suyo».

Edificio SENA, Aproximación y Recorrido, Bogotá, 1967, extraído del documento de Germán Tellez «Ver a través del tiempo»
Fuente: issuu.com – Cortesía Germán Téllez

Además de haberse caracterizado por una inocultable sensibilidad, era un irreverente y en ocasiones un crítico irónico. Su pasión era la fotografía, pero su vocación era la de escritor y en referencia a ello alguna vez afirmó: «Escribo con palabras el inventario personal de mi memoria de la luz y con luz, lo que creo vislumbrar del significado de las palabras» o como lo dijera Uribe: «Las imágenes que le interesa como fotógrafo poseen la condición literaria que busca como escritor». Por ello mismo no es temerario afirmar que no hacía arquitectura desde los estudios de diseño si no desde su escritorio de escribano y su laboratorio fotográfico.

Además de haber sido un autodidacta en la fotografía, fue profesor de «Historia de la Arquitectura» en la misma universidad en la que se formó y en la Universidad Javeriana, actividad que combinaba con la investigación que desarrollaba desde el Centro de Actividades Estéticas de la U. de los Andes, del cual fue su fundador y su primer director desde 1964, y como miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Historia desde 1978. Se especializó en el Instituto de Urbanismo de la Universidad de París y en el Servicio Nacional de Monumentos Históricos de Francia entre 1959 y 1960.

Para graduarse de la maestría en bellas artes que cursó en ella misma, como tesis presentó el trabajo «Inventario y memoria de la luz», habiendo sido la primera tesis dedicada a la fotografía en dicha escuela. Anota Uribe que el documento recogió su experiencia durante lustros desde el día de su grado como arquitecto, en el que captura las forma definidas por la incidencia de la luz, en especial a través de imágenes de sus viajes por Colombia, Europa y Estados Unidos.

Y remata expresando que más que un viajero, él mismo se definía como un peregrino, alguien que avanza animado por una profunda fe en lo que hace y lo que piensa, inspiración que se ve claramente reflejada «en esos instantes de luz, en las historias plasmadas en villas y ciudades italianas y españolas, en París y la campiña francesa, en los monumentos clásicos de Grecia y en la magia de las callejuelas de la isla de Mykonos, en los rascacielos de Nueva York, así como en la arquitectura de Colombia, a la que conoce como pocos, en Cartagena, Popayán, Mompox, los pueblos boyacenses y Bogotá…».

Casa del Marqués de San Jorge, Bogotá, 1975, extraído del documento de Germán Tellez «Ver a través del tiempo»
Fuente: issuu.com – Cortesía Germán Téllez

Fue un asiduo observador de las formas construidas y de la particularidad de los ambientes, de las que sin dificultad extraía su esencia. En cada sesión de fotografía que realizaba de una obra arquitectónica en compañía de su autor -arquitecto- siempre asumía una postura totalmente independiente, y ella concluía en todo un reportaje que escribía con literaria prosa.

Téllez incorporó a su enseñanza y análisis histórico la dialéctica lo que hizo que su crítica fuese rigurosa y en no poca medida impregnada de ideología, como puede constatarse en aquella celebre reflexión:

«Me interesaba lograr que la historia no permaneciera encasillada en un rincón de la docencia. Que la culturización de los estudiantes no fuera limitada y pudiera intervenir en otros ámbitos. Se trataba de enriquecer la enseñanza del diseño arquitectónico, de subirle el nivel dialéctico, de mejorar su dimensión ideológica, de poblarla de referencias de todo orden, tornarla más rica en posibilidades interpretativas, en variantes metodológicas».

Su legado

Además del sinnúmero de generaciones de arquitectos graduados a la luz de su sabia e inspirada enseñanza, la evidencia de su obra y rica producción se encuentra básicamente en sus libros y los profusos registros fotográficos que hoy son considerados todo un patrimonio cultural.

Una de sus primeras y destacadas obras escritas fue el libro Crítica & Imagen (1977) en el que recogió gran parte del trabajo que hasta ese momento había desarrollado, incluido el texto de su tesis maestral.

Como escritor, historiador y crítico de arquitectura, fue el autor de publicaciones como: «Guía arquitectónica de Bogotá» (1964) junto con Germán Samper, Gabriel Serrano y Carlos Arbeláez; «Repertorio formal de arquitectura doméstica. Cartagena de Indias, época colonial» (1979); «Cuéllar, Serrano, Gómez. Arquitectura 1933-1983» (1988); «Rogelio Salmona, arquitectura y poética del lugar» (1991); «Monumentos nacionales de Colombia» (1997); «Crítica e Imagen I y II» (1988) y «Escribir con luz» (2012).

Casa Marquéz de San Jorge (Bogota). 1975, extraído del documento de Germán Tellez «Ver a través del tiempo»
Fuente: issuu.com – Cortesía Germán Téllez

Trabajó en numerosos proyectos de restauración en Bogotá, entre los que se destacan la Casa de la Moneda, la Casa del Marqués de San Jorge, la Iglesia de San Agustín y la Capilla de la Bordadita. Realizó numerosos trabajos fotográficos por encargo para diversos arquitectos en Colombia y también para organizaciones internacionales como la Sociedad Internacional de Norwich, Connecticut. Cómo fotógrafo profesional trabajó en las Bienales de Arquitectura Colombiana de 1965 a 1998, y sus fotografías han sido publicadas en las principales revistas y anuarios nacionales, al igual que en numerosas revistas internacionales.

La especialidad de su trabajo fotográfico era en blanco y negro y tenía un especial talento para manejar las escalas de grises con la que reproducía sombras, luces y contrastes que se perfeccionaban en el laboratorio fotográfico en el que liberaba todo su potencial creativo para dar el toque maestro a sus capturas que lograba con sus cámaras Leica. Pero también produjo un intenso material a color. En la exposición «Germán Téllez: Escribir con luz» que se realizó en su homenaje en 2012 en la Sala Julio Mario Santo Domingo de la Universidad de los Andes, se rodó un video en el que se rotaban imágenes en color del Campito de San José, de Cartagena, Mompox, Monguí y Barichara, París, Madrid y Venecia, el Paternón, México y de los Azulejos Andaluces, acompañados de textos y referencias literarias que inducen al observador a indagar más allá de la imagen, reseña Uribe.

En conclusión, Germán Téllez ha dejado de existir en el mundo físico pero su legado se hace perenne con sus inigualables obras escritas y producción fotográfica. La actual generación de arquitectos y las futuras reclamarían aún su presencia en vida, pero les queda esa fuente inagotable de saber que como testimonio vivo de su creación, de su saber, de sus enseñanzas y gran sentido crítico, pueden nutrir de manera renovada la formación actual y futura de los arquitectos.

Testimonio de una época, un lugar que solo queda en la fotografía. Chíquiza, Boyacá, 1979, extraído del documento de Germán Tellez «Ver a través del tiempo»
Fuente: issuu.com – Cortesía Germán Téllez

Referencias

Por: Jorge Iván Campos

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