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La Caja de Herramientas Climáticas

Una caja de pandora que promete poner a salvo el planeta de la catástrofe climática.

Paletas, llanas, espátulas, cinceles, palas, amoladoras, puntales, brochas, guantes, etc., son algunos de los elementos que encontramos en las cajas de Herramientas de un albañil, mientras que llaves de expansión, llaves inglesas, destornilladores, alicates, pinzas, crucetas, copas, hombre solo, calibradoras, etc., lo son de las cajas de herramientas de un mecánico de autos. Para nadie es imaginable que algunos de estos labradores de estos oficios pudiesen resolver problemas propios de su quehacer y realizar cabalmente su función, sin contar con una caja de herramientas.

Pues bien, en el ámbito de la conservación del medio ambiente con pretensiones de atacar las causas y proponer soluciones a problemas que alientan el efecto invernadero y consecuentemente el cambio climático, también existe una Caja de Herramientas Climáticas. Biosecuestro, turberas, silvicultura, restauración de humedales, captura de CO², cultivo de bambú, suelo profundo, fertilización con hierro, fertilización con urea, mescla de capas, algas marinas y cementerio de dióxido de carbono, son algunas de estas herramientas que desde la academia y la investigación se han desarrollado en este ámbito, con el auspicio de organizaciones internacionales comprometidas con la sustentabilidad ambiental.

Una de ellas, los cementerios de dióxido de carbono, es una de esas herramientas que comienza a adquirir relevancia a nivel mundial. Pero y ¿en qué consiste esta herramienta? ¿Quién es el pionero que la promueve en su aplicación práctica? ¿Qué aportes reales y riesgos implica el uso de esta herramienta para la estabilidad climática?

Los cementerios de dióxido de carbono

Según la Redacción Internacional del Siglo (2023) para 2018 en el planeta se batieron todos los records de concentración de CO² en la atmósfera terrestre, al superar 407,8 partes por millón -un nivel superior en un 47% que el nivel preindustrial de 1750- y que según datos parciales subió a 416,4 en 2021, todo ello debido a la lenta y difícil transición energética, y la creciente emisión de dióxido de carbono proveniente del uso de combustibles fósiles, generación de energía por medios no renovables y las actividades constantes, entre ellas las industriales. Este proceso de degradación a su vez ha acelerado la entrada en operación de ambiciosas iniciativas como el de los cementerios de CO².

Esta herramienta obedece a un proceso que se bifurca en dos grandes fases. Una primera es la captura y la segunda es el aprisionamiento.

La primera, también conocida como secuestro o extracción de dióxido de carbono consiste en la captura o retirada a largo plazo de este gas de la atmosfera para retrasar o disminuir la contaminación por CO² con el fin de mitigar el calentamiento global. Según el portal es.wikipedia.org (2023), se logra mediante procesos biológicos, substancias químicas y procesos físicos, y el proceso puede acelerarse con cambios en los usos del suelo y de prácticas agrícolas, como convertir cultivos y hatos ganaderos que compactan la tierra a cultivos de lento crecimiento -silvicultura-.

La captura de CO² puede darse por tres vías: la primera es por geoingeniería, que de manera intencional implica el retiro de la atmósfera y depositarlo en un reservorio. La segunda consiste en la captura y almacenamiento del carbono directamente de los escapes industriales antes de ser almacenados en reservorios subterráneos. Y la tercera es mediante la meteorización química de las rocas en el ciclo biogeoquímico natural del carbono entre la atmósfera y los reservorios.

Y en cuanto a los métodos de captura tres son las alternativas: captura pre-combustión, captura pos-combustión y oxy-combustión apoyadas en técnicas en desarrollo como la separación en fase gaseosa, absorción en un líquido, absorción en un sólido, o mediante procesos híbridos, como sistemas de absorción y membranas.

La segunda fase de aprisionamiento corresponde a la disposición final y definitiva del gas capturado que por lo general ocurre en sumideros o reductores bien sean naturales o artificiales. Anteriormente los principales sumideros eran los procesos biológicos de producción de carbón, petróleo, gas natural, los hidratos de metano y las rocas calizas, pero en la actualidad son los océanos y ciertos medios vegetales como bosques en formación o hatos silvopastoriles.

La fotosíntesis es el principal mecanismo de secuestro de carbono en tanto que las bacterias fotosintéticas, las plantas y la cadena alimentaria son consideradas como sumideros de carbono. Pero, recientemente los sumideros artificiales vienen tomando fuerza, entre ellos los cementerios de CO².

Esquema de fuentes de emisión de CO² secuestrado tanto terrestre como geológico proveniente de una planta química
Fuente: wikipedia.org (con intervención particular)

Pioneros de cementerios de CO²

En el mes de marzo de este año se inauguró el primer cementerio de CO² por parte de Dinamarca, convirtiéndose este país en el pionero en llevar a la práctica esta iniciativa que hace parte de la Caja de Herramientas Ambientales. Se trata del Proyecto «Greensand» que tiene la capacidad de almacenar hasta ocho millones de toneladas de CO² -importado del exterior- por año hasta 2030. Situado en el mar del norte, paradójicamente en un yacimiento de petróleo que contribuyó a las emisiones, a una profundidad de 1800 metros, es considerada como una herramienta fundamental para frenar el calentamiento global.

En publicación del portal nmas.com.mx (2023) se lee «Hoy hemos abierto un nuevo capítulo verde para el mar del norte», con lo que el Príncipe Federico celebró al dar inicio a la fase piloto del proyecto Esbjerg, en el sur oeste de ese país.

Si bien es cierto que actualmente hay 200 proyectos en desarrollo en todo el mundo que en su mayoría capturan y aprisionan CO² de instalaciones industriales vecinas, lo especial de Greensand es que lo hace con carbono venido de lejos.

Reseña el mismo portal que el gas se transporta por mar hasta la plataforma Nini West, en el borde de las aguas de Noruega. Agrega que el mar del norte es una región propicia para el entierro de CO² por que alberga muchos oleoductos y depósitos geológicos que quedaron vacíos tras décadas de producción de petróleo y gas.

Fuente: Canal de euronews (en español) en YouTube

Al respecto Morten Jeppesen, Director del Centro de Tecnologías Marinas de la Universidad Tecnológica de Dinamarca, referido por el mismo portal, afirmó que «Los yacimientos de petróleo y gas agotados tienen muchas ventajas porque están bien documentados y ya existe infraestructura que muy probablemente pueda reutilizarse».

El proyecto es dirigido por la británica Multinacional Química Ineos -patrocinadora del equipo de ciclismo Word Tour en el que milita el ciclista colombiano Egan Bernal-en asocio con la empresa energética alemana Wintershall Dea.

Depósitos de CO2 en el fondo del mar: ¿Una solución segura? – futuris
Fuente: euronews (en español) en YouTube

Aporte y Riesgos de los cementerios de CO²

Sin duda esta herramienta puede ser un aporte importante a las acciones de control del cambio climático, pero ella por sí sola no será suficiente como que tampoco es una solución milagrosa, si no se acompaña de otras herramientas climáticas y si no se aplican en todos las zonas que contribuyen determinantemente a la emisión de gases efecto invernadero, especialmente de CO².

Y pese a ser una alternativa valorada técnica y económicamente complicada y costosa, por ahora es considerada como una herramienta altamente necesaria, al menos así lo consideran el Grupo de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) y la Agencia Internacional de Energía.

Y para esta herramienta no faltan los cuestionamientos que ponen en duda su efectividad y aporte a la neutralización del cambio climático. Para el Grupo de Estudios Australiano (IEEFA) la captación y almacenamiento de CO² consume mucha energía y emite el equivalente al 21% del gas capturado y no deja de advertir el riesgo de fugas que pueden traer consecuencias catastróficas.

Por su parte el científico Jeppesen, considera que el entierro no debe utilizarse para mantener el nivel actual de producción de CO², pero es necesario para limitar el CO² en la atmosfera. Y agrega que «El costo de almacenar carbono debe ser reducido para que se convierta en una solución duradera de mitigación, a medida que madura la industria».

Para Helene Hagel -responsable de energía de Greenpeace Dinamarca- la tecnología no resuelve el problema y prolonga las estructuras nocivas, subrayando que «El método no cambia nuestros hábitos mortales. Si Dinamarca quiere realmente reducir sus emisiones, debe ocuparse de los sectores que producen gran parte de ellas, es decir, la agricultura y el transporte».

Pues bien, aquí nos encontramos frente a un conjunto de alternativas para hacer frente al cambio climático que denotan una sería preocupación por este fenómeno provocado por la especie humana. Es una Caja de Herramientas Climáticas cada una de las cuales ha de hacer aportes importantes a la neutralización de los factores que afectan la estabilidad del planeta, entre las que destaca los cementerios de CO², que si bien pueden ser muy costosas técnica y económicamente, no menos puede implicar riesgos para el logro de sus propósitos, y por el contrario puede devolverse como un boomerang.

Fuente: wort.lu – cortesía de AFP

Referencias

Por: Jorge Iván Campos

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